S. S. Dungse Namgay Dawa Rinpoche
Enseñanzas sobre las 6 paramitas
12 de octubre de 2023 Torrebesses Lleida
Sí, después de hacer las oraciones de apertura, me voy a presentar brevemente, para aquellas personas que no me conocéis. Y para aquellas personas que ya conocéis mi historia, imaginaos, aunque la conozcáis, que estáis igual de sorprendidos.
[Oraciones de apertura en tibetano.]
Vamos a comenzar primero transmitiendo nuestro agradecimiento más sentido a Lama Yeshe y a la sangha por organizar este programa de hoy, por hacerlo real, porque requiere mucho esfuerzo reunir a las personas y celebrar una ocasión como ésta.
Esto nos da la oportunidad de conectar entre nosotros. No importa cuáles sean nuestros orígenes o a qué religión pertenezcamos o en qué nivel social estemos. Esto nos da la oportunidad de conectar realmente entre nosotros.
La razón principal por la que a veces tenemos miedo de las personas que no pertenecen a nuestra cultura o a nuestro estilo de vida es que no nos conocemos entre nosotros. Pero una vez que hacemos el esfuerzo de conocernos entre nosotros, disminuye el miedo. Entonces alcanzamos una comprensión universal, y es que, en el fondo, todo el mundo está buscando la felicidad, estamos unidos por la humanidad y todos sobrevivimos de la mejor manera posible.
También quiero transmitir mi agradecimiento al alcalde, a los habitantes del pueblo y a todas las personas que habéis venido hoy.
Si me permitís, voy a hacer una pequeña presentación para que sepáis quién soy.
Yo fui reconocido por Su Santidad Dudjom Rinpoche como la reencarnación de uno de sus maestros.
Cuando nací, fui el primer hombre en la familia. Mi madre me tenía mucho apego. Por eso, cuando llegó mi momento de marcharme de casa e irme al monasterio, mi madre no me dejó. Dijo: “voy a dejar que él tome su propia decisión cuando llegue a una determinada edad”. Esto quiere decir que yo no he crecido dentro de un sistema religioso tradicional, dentro del sistema tulku o como lo queráis llamar.
Mientras crecía, fui a diferentes escuelas. Estuve en escuelas católicas, en la escuela bahai, en la escuela budista… He estado en contacto con muchas tradiciones distintas mientras iba creciendo.
Mi madre, que es una persona extraordinaria, cuando se levantaba por la mañana se iba al primer piso, donde teníamos un templo hindú. Allí hacía su práctica hindú con Shiva, Parvati y otras deidades hindúes. Luego bajaba y hacía su práctica en nuestro templo budista, y luego entraba en la sala y hacía su práctica cristiana.
Éste es el entorno en el que yo he crecido. Cuando creces en un entorno así, de alguna manera lo que ves te influye.
Las mujeres han tenido una influencia muy poderosa en mi vida, comenzando con mi abuela, mi madre y mis tías. Han tenido una influencia muy fuerte en mi vida y me han hecho la persona que soy hoy.
Cuando tenía 19 años, por fin conocí a mi padre. Él me llevó a un monasterio, pero ése no era mi estilo de vida. A los 8 meses salí corriendo. Así que hasta mis 40 y tantos he llevado una vida bastante normal, como la que podéis llevar vosotros. De hecho, yo creo que probablemente aquí hay personas que hacéis unas prácticas budistas mucho más adelantadas de las que yo he hecho.
En muchas ocasiones, he tenido que reflexionar una y otra vez, porque me dijeron quién era yo, pero para mí ha sido muy difícil llegar a aceptarlo.
Siempre he reflexionado mucho y he dado muchas vueltas a muchos temas, incluyendo cuestiones relacionadas con el Dharma. Considero que a los seres humanos se nos ha dado el don del razonamiento y a mí me gusta mucho razonar. Esto tiene una parte buena, pero también tiene una parte mala, en el sentido de generar un obstáculo para asumir quién soy yo.
En 2016 pensé: “voy a abrir un restaurante en casa”. Pero la vida me llevó por un camino totalmente diferente. En esa época mi padre ya estaba bastante enfermo. En 2018 nos dejó. Y luego la persona que yo consideraba mi maestra raíz, mi madre, mi tía, mí todo, también enfermó. También se fue, en 2019. Eso me dio la oportunidad de reflexionar, de pensar: para mí, realmente, ¿cuál es el propósito de la vida?
Por supuesto, mi padre, mis hermanas, mi abuela digamos que nunca me forzaron, pero siempre me aconsejaron seguir el camino del Dharma. Pero yo siempre rechacé la idea de dar el paso de encajar en esos zapatos y asumir esa responsabilidad.
Más o menos un mes después de que mi hermana se fuera, me llegó un sentimiento muy difícil de describir, que no puedo explicar bien con palabras. Fue la primera vez en la vida que realmente sentí que la semilla del Dharma tenía una raíz profunda en mi corazón.
Después de la muerte de mi padre y de mi hermana, mi hermano, que se suponía que iba a asumir la responsabilidad de la continuidad del linaje en Occidente, desgraciadamente, debido a sus compromisos con su linaje, no pudo asumir ese papel. Así que no había opción, solo quedaba yo. De modo que lo asumí sin saber nada.
Así que hace 5 años asumí un compromiso y me lancé al océano sin saber lo que se iba a desplegar. Porque si tú te tiras al mar y sabes nadar, es una cosa, pero si te lanzas al océano sin saber nadar, pero sabiendo que es lo que tienes que hacer, es muy diferente. Básicamente, eso es lo que yo hice.
Comencé en 2019, a finales de año. Y entonces me di cuenta del desastre en el que me había metido. Yo no tenía seguridad en mí mismo. No sabía si iba a poder sostener la responsabilidad de lo que descubrí que tenía que hacer. Pensaba para mí: “Y a mí, ¿quién me va a escuchar?”.
Pero han pasado 5 años y, gracias al amor y al apoyo de todas las personas que creyeron en mí, hoy vemos que estamos floreciendo, que el linaje está floreciendo. Estoy seguro de que Phala [Su Santidad Dungse Shenphen Dawa Norbu Rinpoche, padre de Su Santidad Dungse Namgay Dawa Rinpoche] y todos mis familiares me están viendo desde arriba, desde las esferas celestiales, y están diciendo: “Pues está haciendo un buen trabajo”. (Esto es como una alabanza personal, es algo que vosotros no deberíais hacer).
Pero sinceramente y honestamente, yo no lo hubiera conseguido si no hubiera sido por el apoyo, la amabilidad y el amor de los demás. Es gracias a ellos que he tenido la motivación de aprender.
Pero quiero ser sincero con vosotros. Yo no sigo el Dharma de acuerdo con lo que dicen los sutras, por ejemplo, y creo firmemente que, si tengo que hablar con las personas, si tengo que relacionarme con todos vosotros, tengo que hablar desde mi experiencia.
Yo entré en el Dharma con 40 y tantos. Si ahora voy a la escuela, que son 9 años, ya será demasiado tarde. Así que tengo que ser capaz de hacerlo lo mejor posible con lo que sea capaz de gestionar. Por eso, cuando hablo (por ejemplo hoy, que vamos a hablar de las seis perfecciones), tengo que hablar desde mi experiencia, más que hablar desde lo que la sabiduría dice que debería ser.
Los últimos años, por supuesto, he afrontado muchos obstáculos y muchos retos, pero creo que con devoción y dedicación hemos sido capaces de superar todos los obstáculos que nos hemos encontrado.
Así que, cuando digo que te entiendo o que os entiendo, lo digo de verdad y con empatía. Si digo que te entiendo cuando has tenido una pérdida, habiendo yo perdido a tantos seres queridos y miembros de mi familia, lo digo con empatía. Y cuando os digo a todas vosotras y todos vosotros que quiero que seáis felices, lo digo de verdad, porque lo siento con todo el corazón. Habiendo afrontado tanta pérdida y tanta tragedia en mi vida, creo que, si lo comparto honestamente, si lo comparto de verdad, podréis conectar conmigo.
Ésta es una de las razones por las que decidí asumir la responsabilidad de este linaje, porque creo sinceramente que, si quiero ayudar, aunque sea solamente por este tiempo breve que vamos a estar juntos, os podréis llevar algo que os sea de utilidad.
Una de las cosas que es universal y que nos une a todos es el dolor en el corazón. En cierto sentido, todos estamos rotos por dentro. Para mí, independientemente de lo que demostremos al mundo, todos nosotros estamos rotos por dentro. Por eso para mí es imperativo y muy importante que tengamos este tiempo para hacer un intercambio honesto entre nosotros, para poder aprender los unos de los otros, para poder beneficiarnos los unos de los otros. Y también creo que el Dharma, si entendemos su profundidad no de manera intelectual, sino de la forma más simple, puede cambiar nuestra vida.
Yo no leo muchos libros, no estudio como tal, pero sé y aprendo. Ha sido profundamente maravilloso para mí poder experimentar el Dharma de la forma más sencilla, y esto es lo que comparto con todos. Creo que el Dharma, sea lo que sea lo que escuchamos, tenemos que tomarlo como un consejo. Todo de lo que vayamos a hablar hoy, todo lo que comparta con vosotros, tomadlo como un consejo.
Por mi experiencia, creo que uno de los errores que cometemos cuando oímos el Dharma es que lo tomamos como la única perspectiva. En este caso, aunque sea Dharma, creo que estamos creando un obstáculo. Ayer lo hablaba con la sangha. Cualquier cosa que escuches, incluso de mí, si te sirve, utilízalo como punto de referencia; si no te sirve, abandónalo, déjalo. Así de simple.
También es importante entender que hay muchos linajes diferentes que tienen métodos diferentes. Dentro de nuestro propio linaje tenemos diferentes métodos. Y uno no es mejor que el otro, ni uno es el adecuado y el otro es incorrecto. Lo bueno del Dharma, lo bonito, es que tiene muchas manifestaciones, y eso te da la opción de escoger con qué te alineas, qué es lo que te habla al corazón. A veces sentimos que hay mucha contradicción, pero no hay contradicción, porque todo está ahí para que tú, como individuo, escojas lo que se adapta más a ti. ¿Qué es lo que te hace sentir protegido? ¿Qué es lo que te hace sentir amado? ¿Qué es lo que te hace sentir guiado?
Otro error que cometemos como practicantes de Dharma es que nos creemos que nuestra forma es la única y la correcta. Esa perspectiva es errónea y va a crear obstáculos para nuestra práctica.
Así que abre el corazón. Practica con devoción y dedicación el linaje con el que te sientas alineado. Da igual si eres católico o practicas el hinduismo o eres musulmán o budista. Da igual: practícalo con devoción, con dedicación, con compasión y amor en el corazón. Eso es lo más importante.
Vamos a entrar en las seis perfecciones, pero como ya he mencionado antes, voy a hablar desde mi propia comprensión y experiencia. En lugar de ir de una en una (generosidad, moralidad, paciencia…) voy a ir hablando de todo en conjunto, en lo que voy a ir explicando.
Primero y lo más importante: si eres budista, confías en el Dharma y aceptas el Dharma, entonces tienes que darte cuenta de que éste no es nuestro primer encuentro. Ya nos hemos encontrado muchas veces en muchas vidas, y nos vamos a encontrar de nuevo también en vidas futuras. Si nos hemos encontrado y hemos tenido relación en nuestras vidas pasada, esto significa que todos tenemos un compromiso o una deuda entre nosotros. Habiéndonos encontrado en otras vidas y ahora habiéndonos encontrado en ésta, sabemos que de alguna forma tenemos que devolver este pago por toda la generosidad que hemos recibido, y de esta manera aceptar el Dharma en nuestro corazón.
Además, tú sabes que el dolor que tienes es el dolor que tienen todos los demás, y tanto como tú sufres, también sufren los demás. Por eso tienes la aspiración de ayudar a todas las personas con quien te encuentras, y de vivir el estilo de vida de un bodhisattva. Y la intención del estilo de vida de una o un bodhisattva es la bodhichitta.
Para mí, de la bodhichitta surgen dos cosas muy importantes: una es el amor y la otra es la compasión. Pero no hablamos del amor común ordinario ni de la compasión ordinaria. No es como cuando ves a una chica muy guapa y piensas “creo que la amo”, o cuando ves a un chico estupendo y piensas “pues creo que lo amo”. Yo, por ejemplo, veo una paella buenísima y digo: “ya me he enamorado de esta paella”.
Para mí este amor es como la expresión suprema, como el amor más elevado. Esto quiere decir que mi corazón está abierto a todos vosotros, independientemente de quién eres y de las elecciones que hayas tomado en tu vida. Porque sé que nos hemos encontrado y sé que sufrimos, porque en este reino, en esta esfera, todos sufrimos y, conociendo ese dolor y ese sufrimiento, quiero hacer lo posible para elevar ese amor en vosotros.
Así que este amor crea esa espaciosidad en el corazón para poder incluir a todo el mundo, sin excepción.
Yo no sé para vosotros, pero para mí esto es mucho más difícil que las prácticas de los retiros o de las acumulaciones. Para mí, la práctica más difícil es crear esa espaciosidad en el corazón para incluir a todos. Eso sigue siendo lo más difícil. Yo lo practico todos los días, porque hay algunas personas que mucho, mucho no me gustan, es muy difícil que me gusten o me es muy difícil quererlas. Pero aun así, esto me da una oportunidad para mi práctica de Dharma, para superar ese obstáculo que yo he creado en mí mismo por no ser capaz de amar a todo el mundo.
Así que ésa es mi experiencia con lo que genera la bodhichitta. En primer lugar, ese amor supremo, algo muy difícil de generar. Y en segundo lugar, para mí la bodhichitta es la manifestación de la compasión. De nuevo, no es esa compasión de sentir pena por alguien que está en la calle, o por alguien que está enfermo, o por alguien que está en una situación desventajosa. Esta compasión es profunda en sí misma. En mi caso, he generado la práctica de verme a mí mismo en todos y cada uno de vosotros. Ésa es la compasión suprema: verte a ti mismo en cada una de las personas que te encuentras.
Es como lo he explicado antes: todos somos hilos de la misma thangka. Eso quiere decir que, si en la parte de abajo de esa thangka hay un agujero, si tú estás arriba, en la esquina derecha, tal vez te crees que ese agujero no te va a afectar: “¿Por qué me voy a preocupar yo de los hilos de ahí abajo, si eso no tiene nada que ver conmigo?”. De lo que no te das cuenta es de que la barra de abajo y toda esa parte plateada que sostiene la thangka en su lugar va a estar provocando un desgarro hasta que ese agujero llegue a ti.
Eso es la compasión suprema: verte a ti mismo o a ti misma en todas las personas y darte cuenta de que, si haces daño a alguien, al final te estás dañando a ti mismo, y si haces algo positivo por alguien te lo estás haciendo a ti mismo. Para mí, ahí es donde surge la paramita de la generosidad, mediante el cultivo de esa compasión suprema y de ese amor supremo, que se manifiestan a través de la generosidad de cuerpo, palabra y mente.
Veros y conoceros a cada uno de vosotros significa dar un trozo, una parte de mi corazón a cada una de las personas con las que me encuentro. Es estar ahí en tu momento cuando necesitas a alguien. A través de ese amor supremo y esa compasión suprema, que son tan difíciles de generar (necesitamos por lo menos hacer la aspiración de generarlos), podemos materializar esa generosidad que se expresa de tantas maneras diferentes.
Al final, es estar ahí cuando una persona está en una situación de necesidad: si alguien está enfermo, llevarle un bol de sopa; si alguien está hambriento, compartir tu comida; si alguien se siente solo, ir y acompañarlo. Estar ahí para esa persona en sus momentos de necesidad y de miedo. Todos tenemos miedo de una cosa o de otra, ya sea la soledad, el abandono, la muerte, el rechazo…
Así que tienes que estar presente. No puedes ayudar a todo el mundo, pero al menos puedes estar. Aunque solamente sea estar por un momento en la vida de esa persona, da igual: es comprender que ése es el papel que vas a jugar para estar con esa persona que te encuentras. Decir a esa persona: “tengo una deuda kármica contigo por la amabilidad que has tenido, y tengo que devolvértela: déjame acompañarte, déjame hacer esto contigo”. Da igual que sea un desconocido, que sea una persona de una religión diferente o de un país diferente, da igual: todos tenemos deudas kármicas con todos. Es poner esto en práctica. Ésta es la generosidad de entregarte. No solamente entregarte en el sentido del Dharma, sino entregarte a todos los seres.
También para las personas que sois practicantes vajrayana, otra manera de practicar la generosidad es reuniros, hacer estas reuniones colectivas en tsogs, porque así también estás pagando la deuda kármica, no solamente a las personas con las que estás o te encuentras, sino a todos los seres de todas las diferentes esferas.
Así es cómo lo veo, cómo lo he experimentado y cómo lo entiendo. En cuanto a esta primera parte, si lo que te digo te sirve de ayuda, pues por lo menos generar la aspiración de poder tener este amor supremo, esta compasión suprema hacia todos los seres. Primero comienza con tu familia y tus amigos, y luego ya vas incluyendo a todos los seres.
Como esta charla es tan larga (normalmente yo no hablo más de media hora), quizá voy a abrir un espacio para preguntas, si os parece bien, porque puede ser mejor. Además, los puntos que quedan para explicar son bastante breves y, sinceramente, yo no estoy todos los días mirando las paramitas, diciendo “tengo que hacer esto, tengo que hacer eso”. No me obsesiono. De hecho, cuando Lama Yeshe me dijo “por favor, ¿puede hablar sobre las seis paramitas?”, tuve que empezar a mirármelo. Pero al mirar las paramitas más a fondo, me he dado cuenta de que si tú, sea lo que sea que hagas, lo haces desde la bondad amorosa, lo haces desde la bodhichitta, lo que hagas encaja muy bien dentro de las paramitas.
[Pausa.]
Lama Yeshe me ha dado instrucciones de que salude a todas las personas que están online, así que ¡hola! ¡Hola a todas las personas que están conectadas online! Tashi delek, bienvenidos, porque me han dicho que, si no saludo, luego no hay comida. [Risas.]
Otra cosa que tengo que confesaros: hace cinco años yo no era una persona habladora. Era una persona muy introvertida que me lo guardaba todo para mí. Como mucho me podían sacar cuatro o cinco palabras, así que no sé qué me ha pasado ahora, que no puedo parar de hablar.
El resto de los puntos que vamos a ver van a ser breves. Como ya he dicho antes, me gustaría más bien explicarlos desde mi experiencia. Prefiero eso a simplemente leerlos y luego explicarlos, porque para mí eso no tiene sentido.
Ahora llegamos a la perfección de la moralidad, la autodisciplina o los preceptos. Desde mi propia experiencia, nos apegamos mucho cuando hablamos de preceptos. Por lo menos para mí (me imagino que para muchos), cuando empecé a estudiar budismo me quedé muy apegado a los preceptos. Pensaba: “ésta es la ley universal, así es como me debería comportar”.
Pero tenemos que entender que no hay una autoridad por encima de nosotros que nos diga “estos son los preceptos”, “así te tienes que comportar” o “ésta es la ley”. Una vez más, eso se tiene que ver como un consejo que te apunta el camino o te muestra las direcciones del camino. Son como puntos de referencia que te indican el camino en el Dharma o en la tradición que estés siguiendo.
El hecho de recibir un consejo de maestros de sabiduría, de tus Lamas o de personas de confianza sobre cómo vivir tu vida o sobre cómo llevar mejor tu vida, para mí, también es la segunda perfección o paramita.
Por lo que yo he visto, para la mayor parte de los practicantes la segunda perfección puede convertirse en un obstáculo, porque cuando no seguimos el precepto tal y como se ha prescrito, tenemos un sentimiento de culpabilidad. Nunca deberíamos tener sentimientos de culpabilidad. Todos somos seres humanos. Yo mismo rompo muchos preceptos. Tenemos que entender que en este camino vamos a ir rompiendo cantidad de preceptos solamente con respirar.
Creo que tenemos que darnos cuenta de que, por muchos preceptos que podamos romper, lo que sí necesitamos tener es la motivación para remediar las acciones que hemos cometido o los preceptos que hemos roto. Podemos hacer algún tipo de oración confesional o el mantra de Vajrasattva una vez por la noche antes de ir a dormir. Esto ayuda a reparar las acciones que hayamos llevado a cabo. De esta forma, el tema de los preceptos no se convierte en una obsesión y un obstáculo.
A veces en el Dharma hay personas que utilizan la segunda perfección para crear miedo en ti, diciendo que, si no cumples este precepto, vas a ir a este infierno y, si no cumples este otro precepto, vas a ir a este otro infierno. Esto al final se utiliza como para meter miedo. Pero para mí, si practicamos por miedo, eso no es una práctica. Practiques lo practiques, tienes que practicar por devoción, tiene que salir de la devoción.
Y es que a veces esta segunda perfección se confunde y se utiliza mal por parte de muchas personas. Por eso quiero que seáis conscientes.
A mí una vez me dijeron: “Éstas son tus acciones, esto es lo que has hecho, y por eso vas a ir a una de estas dimensiones infernales”. Yo le dije: “Está bien, allí nos encontraremos”.
Dentro de mi comprensión del Dharma, creo que es importante entender que nada es permanente, y el infierno tampoco lo es. Así que no hay nada que temer.
Todo lo que hagas en el camino del Dharma, no lo hagas por miedo, porque todo lo que se hace por miedo tiene la motivación equivocada.
Tengo una pregunta para las personas que habéis completado el ngöndro, que habéis hecho las 100.000 postraciones, las 600.000 acumulaciones, las personas que habéis hecho retiros de tres años, de seis años, de siete años. Y esto no es para desmerecer a nadie, simplemente lo digo para ayudaros a daros cuenta de lo que estoy realmente diciendo. Mi pregunta honesta es: ¿Cuántas postraciones has hecho con devoción? No sé: ¿10, 20? Después de eso, es una lucha. Si no hago esto, me va a pasar aquello. Si no lo termino, mi Lama va a estar decepcionado o mis hermanos y hermanas vajra van a criticarme.
A mi parecer, las primeras 3, 10, 12, 20 postraciones, o las primeras 30, incluso las tres primeras acumulaciones del primer día, del segundo día, del tercer día de retiro… para mí, si lo has hecho con devoción y con compromiso, ésa es la motivación, y si las has hecho con la motivación de beneficiar a todos los seres, ésa es la práctica más bonita y más profunda que se puede hacer, desde mi punto de vista.
Todo el resto, aunque sea beneficioso para la purificación del karma, aunque suponga una cantidad inconcebible de bendiciones que vayas a recibir seas consciente o no, para mí no es lo importante.
Por eso, para mí, en cuanto a esta segunda perfección, incluso los preceptos que leas, no los asumas como un punto de vista único. Son orientaciones.
¿Cómo te ayudan estas guías u orientaciones? Siendo budista, cuando afrontes determinadas situaciones, estas orientaciones van a marcar tu manera de reaccionar ante la situación. Para poner un ejemplo: imagínate que hay una persona que te pone de los nervios o que te irrita muchísimo, hasta el punto de que realmente pierdes las formas, pierdes los nervios. Estos preceptos, estas orientaciones de no causar daño, te van a ayudar a disminuir tu ira. Por lo tanto, esta segunda perfección te va a ayudar a reaccionar desde la perspectiva del Dharma.
En cuanto a la tercera perfección, la de la paciencia, yo no me siento cualificado para hablar de ella, porque soy la persona menos paciente de este mundo. Vivo en Nueva York y lo quiero todo así: rápido, rápido.
Pero aquí no hablamos solamente de paciencia: hablamos de soportar, de resistir. Porque ya sabéis que la vida está llena de obstáculos y, si no cultivamos la paciencia, no seremos capaces de superar ninguno.
Incluso la práctica del Dharma en sí misma requiere que practiques esta tercera paramita. Porque nada es fácil, ni siquiera la práctica. Yo a veces tampoco quiero sentarme para dar una charla de cuatro, cinco o seis horas, pero sé que tengo que cultivar la paciencia, estar sentado y pasar por todos estos momentos, porque sé que esto va a ayudar a las personas que asisten. Sé que va a ayudar a todos los seres de todas las esferas, así que cultivo la paciencia y lo hago, aunque a veces me duele un montón el trasero cuando me siento en ese tipo de tronos. Duele mucho.
No solamente desde el punto de vista del Dharma: en nuestras relaciones del día a día con nuestra familia, amigos, con la sociedad, con todo lo que la vida nos pone delante, cultivar la paciencia es muy importante.
Cultivar la paciencia también significa aceptar la verdad tal y como es.
De hecho, las personas más difíciles con las que tratamos suelen ser miembros de la familia. Nadie te saca de quicio tanto como las personas de tu familia. Lo sabes, esto es una verdad universal. Pero claro, ¿cómo lidiamos con esto si tenemos que llegar a algún tipo de armonía? ¿Cuál es la respuesta? La respuesta es hacerlo con paciencia y entendimiento.
Siendo yo una persona impaciente, trabajo mucho para cultivar esta tercera paramita.
Por eso se habla del cultivo de las seis perfecciones. Las estamos cultivando. No quiere decir que seamos perfectos, quiere decir que tenemos que cultivar estas seis perfecciones hasta el día antes de nuestra muerte, porque en el Dharma, como en la vida, no se trata de perfección, sino de intentarlo, de tener la aspiración. Tiene que ver con no rendirte al cultivar estas seis perfecciones.
Ahora llegamos al esfuerzo, la cuarta perfección. Creo que esto no tengo ni que explicarlo, porque tengo la sensación de que todas las personas que estáis aquí ya sabéis que en todo en la vida, incluyendo el Dharma, incluyendo la práctica, si no hay esfuerzo, no hay resultado.
La paramita del esfuerzo nos ayuda a darnos cuenta de que, desde el punto de vista del Dharma, sin esfuerzo no va a haber despertar, ni realización, ni comprensión.
Esta cuarta perfección es muy importante para mí, porque además nos ayuda a esforzarnos para poder comprender quiénes somos. Cuando somos capaces de entender, al menos hasta cierto punto, quiénes somos, entonces podemos irradiar genuinamente el Dharma y el amor hacia los demás.
Este tipo de energía es indispensable en el camino del Dharma. De hecho, desde el punto de vista del Dharma, todo el esfuerzo que hagamos para llevar a cabo nuestra práctica y para saber quiénes somos, y todo el esfuerzo que apliquemos en la vida, todo lo hacemos para el beneficio de todos los seres.
Pero creo que este esfuerzo se comprende mal. No quiero decir que se utilice mal, pero sí creo que se comprende mal, porque incluso en el Dharma, en la sangha de todas partes del mundo, el 90% de las veces los esfuerzos que hacemos como individuos son para nosotros. Hacemos el esfuerzo de rezar para que el negocio vaya mejor o para eliminar un obstáculo nuestro. Desde mi punto de vista, creo que esto está bien: es normal, somos seres humanos, somos egoístas. Pero también necesitamos cultivar el esfuerzo genuino de practicar con la motivación que surge de ver que no solamente sufres tú, sino que también sufren los demás.
Todos los tsogs y las demás ceremonias religiosas terminan con una oración final de dedicación para todos aquellos seres que están sufriendo. Expresamos que cualquier mérito que hayamos acumulado sea para el beneficio de todos los seres. Así que, cuando te reúnes para hacer un tsog o cualquier otra ceremonia o celebración, haz el esfuerzo de no hablar mal de otra persona durante todo un día. Después de un día, critica lo que te dé la gana. Eso es hacer un esfuerzo.
Eso es lo que tenemos que entender. Estamos haciendo un esfuerzo para mejorarnos como seres humanos. Un esfuerzo para, como seres humanos, entender la profundidad del Dharma. Hacemos un esfuerzo como seres humanos para que, con la intención de la bodhichitta, podamos entender el sufrimiento de los demás. Eso es lo que significa para un practicante de Dharma hacer un esfuerzo: el hecho de transformarte a ti mismo para irradiar esa transformación a todas aquellas personas con las que te encuentras.
Aquí no estamos haciendo un esfuerzo reuniéndonos para transformar a otra persona. Esto causa muchísimo conflicto, porque ponemos todo el esfuerzo en la transformación de los demás. Y cuando esa expectativa de transformación no se cumple, entonces surge todo el problema y el conflicto.
Así que, cuando asistas a cualquier iniciación o a cualquier tsog o a cualquier centro budista, tú estás yendo allí para hacer un esfuerzo para transformarte a ti. No vas a transformar a otra persona.
Y allí, cuando ves o encuentras a personas difíciles en ese tipo de entornos, ésa es tu oportunidad para hacer el esfuerzo de materializar ese Dharma que tú practicas, para hacer el esfuerzo de ponerlo en práctica. Las personas difíciles o las situaciones difíciles que enfrentamos nos dan la oportunidad de cultivar esta cuarta perfección, de hacer un esfuerzo para ser un buen practicante de Dharma. Es importante entender esto.
No solamente aquí en España: en todos los centros a los que ha asistido hay conflictos, no hay ningún centro que se libre de eso. Pero tienes que entender que ir a los centros es para tu propio beneficio. Es muy importante que entiendas que la perfección del esfuerzo es lo que tienes que practicar cuando vayas a los centros. Esta cuarta perfección te da la oportunidad de verdad de practicar el Dharma.
A veces la gente se me acerca y me dice: “Yo no quiero ir a este centro porque hay esta persona que me ha tratado mal, o porque ha pasado tal cosa”. Pero, de hecho, ése es el tipo de entorno donde puedes medir cómo va tu práctica. No se trata de esperar que aparezcan arco iris y milagros y señales, sino que se trata de verdad de reflexionar sinceramente sobre cuánto progreso has hecho.
Llegamos ahora a la quinta y la sexta perfecciones: meditación y sabiduría. Según mi experiencia, están unidas. De nuevo, tengo que ser absolutamente honesto con todos vosotros: yo no medito en el sentido tradicional. Yo no me siento a hacer samadhi o vipassana o cualquiera de estas meditaciones trascendentales, así que no me hagáis preguntas sobre eso.
Para mí la meditación es cada día, cada momento. Eso es la meditación para mí. Incluso estar aquí sentado hoy y darme cuenta de que este momento ya es pasado. Para mí eso es meditación. Estar aquí sentado y pensar que a lo mejor a algunos de vosotros no os voy a volver a ver en mi vida, es meditación para mí.
Para mí la meditación es estar en el momento, teniendo la consciencia del momento, incluso cuando me siento y me pongo a ver una película que no me gusta en absoluto. Yo no sé por qué tengo este hábito de terminarla, aunque no esté disfrutando, pero soy capaz de estar ahí sentado durante tres horas de tortura. Luego me arrepiento de haber perdido tres horas de mi vida. Pues para mí eso es meditación, porque me doy cuenta. Tengo la suerte de tener la capacidad de odiar esta película, de que no me guste esta película. Hay muchas personas en este mundo que no van a tener o no tienen esa oportunidad. Estoy sentado en un sillón confortable, tengo aire acondicionado. Tengo personas a las que quiero que están viendo esa película horrorosa conmigo, aunque no entienda cómo la pueden disfrutar. Pero ese aprecio para mí es meditación.
Cuando visito a personas que están enfermas o están muriendo, para mí eso es meditación. Porque los ves, te das cuenta de lo importante que es poder tener a alguien de quien depender cuando te estás muriendo. Esto aumenta mi devoción y confianza en mi práctica, en el Dharma, y ésta es mi meditación.
También cuando tengo que tratar con personas difíciles. Por supuesto, dada la oportunidad, me encantaría matarlos. Pero sé que incluso ellos están sufriendo y que también ellos un día se verán separados de todo aquello que aman. Entonces no reacciono con ira. Ese no reaccionar con ira y entender lo que estoy intentando cultivar, para mí, es meditación.
Y la sabiduría está unida a todas estas experiencias, al menos para mí. No estoy hablando de la sabiduría según los sutras: entender lo que es la vacuidad. Si entiendes lo que es la vacuidad, se supone que eso es sabiduría. Para mí la sabiduría es la consciencia de lo que está pasando en ese momento de meditación. Puede ser que ésta sea mi manera de explicar las cosas. No digo que sea la manera del Dharma o cómo se expresa la sabiduría dentro de los libros, pero, por lo menos en mi experiencia, ésta es mi manera de entender la sabiduría. Y encuentro esta consciencia y está sabiduría en todas las situaciones que afronto, incluso aunque sean situaciones difíciles.
En mi experiencia, cuando una persona me critica, también encuentro sabiduría. Uno puede ser crítico y realmente sentirlo, creerlo. Eso es una cosa. Pero hacer un ataque personal es otra cosa completamente diferente. Sin embargo, incluso ahí encuentro sabiduría, porque eso me duele, me hace daño. Os lo estoy explicando por si os sirve. En ese momento, a mí me hace daño. Además, junto con ese daño surge un montón de ira y aversión. Pero entonces, aprendiendo de esta experiencia, veo el dolor desde el que surgen tanta ira y tanta aversión. Viendo todo eso que me pasa a mí, hago el compromiso de nunca causar un daño igual a ninguna persona.
Así que, incluso dentro de esa experiencia negativa, se da una transformación. Se puede utilizar esta experiencia negativa y, con suerte, transformarla en sabiduría. Lo más bonito sobre nuestro Dharma vajrayana es que nunca tiene que ver con la destrucción, sino con la transformación. Tener sabiduría es entender eso. Todo tiene que ver con la transformación.
Siento y me disculpo si lo que estoy diciendo contradice algo que hayáis escuchado de vuestros maestros. Descarta lo que yo diga y quédate con lo que digan tus maestros.
En el mismo sentido, en cuanto a las afecciones negativas que tenemos, creo que como budistas es una actitud errónea decir: “Quiero someter esto o controlar aquello, quiero destruir esta emoción”. Creo que eso es contraproducente, que tienes que dejar que esas emociones surjan. Entonces eres capaz de trabajar con esas emociones. Eres capaz de abrazarlas, de entenderlas, de abrazarlas con amor y compasión. Puedes dejar que sean. Te entrenas para no reaccionar ante eso. Pero si sigues intentando someter esas emociones, diciendo “soy budista y yo no tengo ira”, “soy budista y yo no tengo celos”, nunca vas a ser capaz de trabajar con algo que estás negando.
Cuando miras el espejo, la verdad tiene que reflejarse. Esto es muy importante en tu camino budista. La verdad sobre ti mismo, sobre quién eres, se tiene que reflejar de vuelta. Porque, si no hay una verdad que se refleje, ahí estás en negación, estás en ignorancia y no vas a ser capaz de trabajar con tus emociones negativas.
Las últimas dos paramitas, meditación y sabiduría, están ahí para ayudarte a liberarte de las emociones negativas, y liberarte de las emociones negativas no es ni suprimirlas ni negarlas, sino confrontarlas.
Hay muchas, muchas explicaciones sobre lo que es la meditación, pero para mí la meditación es no reaccionar ante esas emociones negativas, sino más bien transformarlas en sabiduría.
Aunque sé que todavía me quedan un par de horas por la tarde, mi experiencia sobre las seis perfecciones es lo que os he explicado. Así las entiendo. Ésta es mi experiencia (no voy a decir mi “opinión”) honesta de lo que son. Todo lo que os he dicho aquí hoy es lo que yo aplico y utilizo en mi vida diaria. No he dicho nada que no haya experimentado, que no haya practicado o que no haya cultivado yo mismo.
Creo que para mí, como Rinpoche, es muy importante ser lo más honesto posible, para que vosotros sepáis cuáles son mis limitaciones. A veces, cuando uno se sienta en el trono, es admirado, pero la verdad de todo este asunto es que lo que realmente estás buscando es tu propia naturaleza búdica. Estás buscando tu propio reflejo. Eso es lo que tú eres. Igual que cuando yo me siento en un trono y os miro a todos vosotros, veo mi reflejo.
Y con todo lo honesto que intento ser con las personas, cuando hablamos acerca de mi peso, por ejemplo, no soy honesto. Ahí no pienso ser honesto. Siempre me quito como 10 kg.
Mi consejo de corazón y más sincero para todos vosotros es daros cuenta de lo corta que es esta vida. Incluso ahora, mientras estoy hablando, daros cuenta de que esto ya es pasado. Darnos cuenta de que cada vez que respiramos nos acercamos más a la muerte.
Así que haz todo lo que puedas para querer a los demás. Encuentra momentos en los que puedas ser feliz y celebrar la vida, porque tampoco se trata de ser siempre un practicante del Dharma o un budista las 24 horas al día.
No te pierdas en el budismo, no intentes ser un buen budista. Lo más importante es ser un buen ser humano. A veces en nuestro celo por convertirnos en buenos budistas, hacemos daño a los demás. Porque honestamente, contadme: ¿cuál es la definición de un buen budista? Si os pregunto eso, cada uno me dará una respuesta diferente. Así que no intentes ser un buen budista. Esto es muy importante. Aprende a perdonar.
Si te peleas o tienes discusiones, aprende a dejarlas atrás. Y, si te peleas, pues bueno: te peleas hoy, perdonas, haces una paella y luego al día siguiente te vuelves a pelear y discutir, luego haces una paella y te perdonas y ya está.
Incluso aunque te pelees con tu familia, con tus amigos, date cuenta de la suerte que tienes de tener a alguien a quien quieres con quien pelearte. Porque yo ahora, por ejemplo, aunque me gustaría poder discutir con mi padre o mi hermana, ya no tengo esa oportunidad.
Lo que deseo para ti, si sigues este camino budista u otro camino que hayas decidido, es que te des cuenta de que en la vida se trata de tener estas pequeñas, pequeñas, pequeñas realizaciones. Tener estas pequeñas realizaciones te abre el corazón al agradecimiento y, cuando tu corazón está abierto a la gratitud, eres capaz de amar. Y cuando amas estás dentro de las seis perfecciones.
Pero no sigas mi ejemplo. No digas: “No voy a estudiar las seis perfecciones porque Rinpoche no ha estudiado las seis perfecciones”. No estoy diciendo eso, no vayas a tus maestros a decirles: “Yo no pienso estudiar las seis perfecciones porque Rinpoche dice que no hay que estudiar las seis perfecciones”. No es eso.
Espero que podáis entender que, para mí, no se trata ni del Dharma ni de las enseñanzas, ni de cuántas iniciaciones has recibido, sino que de lo que se trata realmente es de tu experiencia, de cómo tú te relacionas con tu experiencia y cómo te transforma.
Al final, lo más difícil de la práctica del Dharma no son ni los retiros, ni las acumulaciones, ni los bumtsogs, ni las ceremonias de tres días o de siete días. La cosa más difícil es ser capaz de cultivar amor en tu corazón hacia todo el mundo. Eso es lo más difícil, y no seremos capaces de hacerlo. Por eso debemos tener la aspiración de cultivar el corazón abierto, porque es el objetivo del Dharma. Creo que, si no entiendes eso, no entiendes el Dharma.
En esencia, lo más fácil es lo más difícil, y ésa es la base. Todo lo demás se construye sobre eso. Así que siempre presta atención y contempla y cultiva eso en tu corazón. Mientras seas consciente de eso, todas las prácticas que hagas tendrán mucho más significado y tendrán una cantidad inmensa, inmensa de bendiciones. Por eso a veces digo que, aunque te vayas a un retiro de seis o diez años, si no has prestado atención a tu corazón, ¿qué resultados esperas? Ninguno.
Si os parece. Por la tarde abrimos el espacio para preguntas. Pero no me hagáis preguntas eruditas, ya os lo digo. Me voy a enfadar mucho.
Si tienes alguna pregunta, piénsala. Puede ser sobre cualquier tema. Incluso sobre cómo cocinar o sobre movimientos de baile. Os explicaré todo. Muchísimas gracias por escucharme.
[Pausa.]
He pensado que quizá la sesión de la tarde la podíamos abrir a preguntas, porque durante la mañana ya lo hemos hablado todo. Hemos hablado suficiente, así que podéis hacer si queréis cualquier pregunta e incluso si es una pregunta personal sobre mí, no pasa nada, no dudéis, podéis hacerla.
¿Nos puede hablar sobre los cinco venenos?
Realmente me concentraría más en las emociones aflictivas, en los tres venenos, que son los que más nos afectan. Pero como he mencionado antes y por mi propia experiencia, no se trata de someterlos ni destruirlos.
Con los tres venenos me refiero a la ira, los celos y la avaricia, incluso la aversión, cualquier emoción o afección negativa que surja. Por ejemplo, si alguien te hace enfadar, en vez de decir “soy budista, no me voy a enfadar”, enfádate por un momento, por un día, pero no hagas que eso siga ahí durante tres días, cinco días, un mes, un año. Aprende a transformarlo en sabiduría.
Si alguien te da un bofetón y te enfadas, es natural porque es naturaleza humana, no es que sea tu naturaleza innata, pero sí es naturalmente humano el hecho de enfadarse. Lo que nos pasa es que nosotros, seres humanos (y yo me incluyo aquí), no hemos entendido realmente nuestra mente, de modo que aquello se queda dando vueltas en nuestros pensamientos una y otra vez. Solamente el hecho de que sigamos pensando en eso le da muchísimo poder a ese pensamiento. Así que pasamos de recibir un bofetón a seguir dándonos bofetones a nosotros mismos. Pero culpamos a la otra persona. Sin embargo, eres tú quien te estás dando una bofetada otro día y otro día más y otro día más, y pasa un mes y te sigues dando una bofetada, y así vamos creando un ciclo donde quedamos atrapados de manera interminable dentro del sufrimiento que nos causamos a nosotros mismos.
Como budista, yo no estoy diciendo que soy un felpudo. No: tú me das una torta y yo te voy a dar otra, pero el mío será un bofetón compasivo. Ésa es la clave: tenemos que defendernos a nosotros mismos, porque nosotros merecemos la misma felicidad que merece la otra persona. Y también nos merecemos protegernos a nosotros mismos.
Es el pensamiento y el aferrarnos a esa experiencia lo que realmente nos genera ese daño, y el daño nos lo generamos nosotros mismos.
Que seamos budistas no quiere decir que no podamos reaccionar con ira o con miedo, o que no podamos defendernos. Creo que todo el mundo debería. Pero como budistas tenemos la responsabilidad de reflexionar sobre nuestra propia acción. Ahí es donde está la diferencia: cuando empezamos a analizar quién se está dañando con estos pensamientos y cómo somos nosotros quienes nos generamos daño a nosotros mismos. La causa más raíz de nuestro sufrimiento es el hecho de no saber gestionar las emociones que surgen en nuestra mente.
Es como cuando vemos a otra persona que tiene un zen más bonito que el nuestro y sentimos celos, pero empezamos a criticarla: “qué mal aspecto tienes”, “qué mal te queda”, cuando realmente es una crítica por celos. Es la naturaleza humana tener celos. Pero como budista tienes la responsabilidad de reflexionar sobre lo que has hecho, para tu propio bienestar. Entonces, cuando reflexionas sobre lo que has hecho y eres de verdad honesto y auténtico sobre tus emociones o sobre lo que causa tus acciones, eres capaz de purificarlo y recibir información, conocimiento sobre ti, y es entonces cuando puedes recibir la sabiduría de esa experiencia.
Si tú eres auténtico, vas a decir: “Lo que he hecho está mal, mañana hago el compromiso de no volver a hacerlo, de no repetir esta acción”. Y cuando lo haces de verdad, estás literalmente y profundamente cambiándote a ti mismo poquito a poco, cada vez un poco más.
En Nueva York tengo a ocho asistentes, digamos, ocho personas que me asisten. Yo me peleo con ellos. A lo mejor a veces ni siquiera les hablo durante tres días, y a veces no me hablan ellos a mí. Pero lo acepto, no rechazo esa experiencia, porque todos necesitamos aprender sobre nosotros mismos, más que sobre los demás. De esa forma podemos crecer y somos capaces de llegar a una conclusión sobre un conflicto que hayamos tenido. Por eso necesitamos reflexionar sobre nuestros propios venenos, que tenemos dentro de nuestra corriente mental. ¿Eres un hombre muy iracundo? ¿Sí? ¿No? ¿Un poquito?
Realmente no creo que esto sea una cosa exclusivamente budista. Creo que todo ser humano tiene que trabajar con sus emociones aflictivas, que son las que nos aprisionan, pero culpamos a todo el mundo porque no nos damos cuenta de que realmente son nuestros propios pensamientos los que crean la prisión en la que estamos. Una vez que somos capaces de darnos cuenta de eso, ahí es cuando hemos empezado a activar nuestra propia libertad. De vez en cuando vamos a volver a la cárcel, pero podemos trabajar para poder salir. Desde mi propia experiencia, lo llamo “aprisionado en mi propia mente”.
De lo que no nos damos cuenta es de que la puerta no está cerrada. La puerta está abierta, lo que pasa es que no hacemos el esfuerzo de irnos.
Mi nombre es Agustín. Quería dar gracias a la organización por haber traído a S.S. Dungse Namgay Dawa Rinpoché a Lleida y por la oportunidad de poder seguir estas enseñanzas online. He sentido una conexión brutal con él. No sé si en diferentes kalpas o eones nos hemos encontrado, como él decía.
La pregunta es siguiendo a Chögyam Trungpa Rinpoche. Él habla de diez bhumis y las diez correspondientes paramitas. Entonces, no sé si he sufrido un despiste, o dónde están las otras cuatro paramitas: el conocimiento, los medios hábiles, la aspiración o visión y el poder. Gracias.
Como he comentado esta mañana, no me siento muy cualificado para hablar sobre ellas. Es cierto, hay las diez paramitas y es cierto que cuando se reciben enseñanzas, cuando estudiamos el Dharma, yo lo relaciono mucho con la experiencia y con mi propia experiencia. De hecho, cuando Lama Yeshe me dijo que hablara de las seis paramitas, me puse a mirar las seis paramitas porque no me las había mirado. Si no me he mirado las seis, tampoco me he mirado las diez paramitas.
En mi experiencia, creo que todo tiene que ver con la intención y con la aspiración. Y si uno trabaja con la aspiración de la bodhichitta, uno está dentro del marco de las seis y de las diez paramitas. La aspiración es muy importante, porque como practicantes todo lo que hacemos debe venir con la aspiración, puesto que no vamos a ser capaces de amar a todo el mundo, pero debemos tener la aspiración de hacerlo. No vamos a ser capaces de ser unos practicantes budistas perfectos. Ni siquiera el día antes de morirnos lo habremos conseguido, pero debemos tener la aspiración de practicar de esta manera.
La aspiración es un aspecto vital en nosotros y en nuestra práctica budista, porque sin ella, va a haber un montón de cosas que no vamos a poder alcanzar.
Agustín, esto no significa que vayamos a dejar las otras cuatro paramitas de lado ni mucho menos, pero si realmente observas lo que se ha hablado hoy, estas cuatro paramitas están dentro de lo que se ha comentado, todo está dentro.
Yo intenté acercarme al Dharma a través de un punto de vista intelectual, pero fue un poco confuso para mí, tal vez porque no tengo ese fundamento teórico del Dharma. Sin embargo, acercarme al Dharma a través de mi propia experiencia ha sido increíble y muy beneficioso. Creo que es bueno que nos acerquemos al Dharma desde nuestra propia experiencia. No digo que no te acerques al Dharma desde un punto de vista intelectual. Si eso te beneficia o te ayuda a comprender, creo que está muy bien. Pero por lo que he visto, cuanto más te acercas al Dharma desde un punto de vista intelectual, más puedes sentirte confundido. A mí me ha pasado. El Dharma es tan vasto… Incluso en nuestro propio linaje, creo que ni siquiera antes de morir habré sido capaz de cubrir ni un 3% de todas las escrituras.
Mi práctica de Dharma es muy sencilla. Mi última respiración, la quiero hacer con la convicción de que realmente voy a hacer la transición con confianza en lo que he practicado, con confianza en mi maestro raíz y con la confianza de que no me voy a ir con miedo o con duda.
Con el poco estudio que he hecho sobre los linajes (tampoco es eso, claro que estudio y leo, he exagerado: sí que leo), por lo que he visto y he estudiado de los diferentes linajes, no estamos de acuerdo en ciertos puntos: hay distintos métodos, unos dicen “éste es el camino”, los otros “no: éste es el camino”. Para mí, esto es confuso.
Pero he llegado a la comprensión (y esto es una verdad honesta) de que la verdad no pertenece a ningún linaje, ni al mío. Es la experiencia personal de cada uno. Ya lo he dicho antes, y voy a volver a decirlo. Si tú vienes con una botella de salsa picante, que es la representación de la verdad, y la pones delante y me preguntas: “¿Rinpoche, es esto picante?”. Yo diré: “No, no te preocupes, toma un poco. Venga, tómatelo todo, no va a pasar nada”. Pero tienes dudas y piensas: “A lo mejor no me está diciendo la verdad, voy a buscar una segunda opinión”. Entonces llevas esta verdad delante de Lama Yeshe y le preguntas: “Según tu sabiduría y experiencia, ¿si me tomo esto, me voy a morir?”. Ella dirá: “Sí”. Entre los dos, ¿quién te está diciendo la verdad y quién miente? Ninguno, porque los dos hablamos desde nuestra propia experiencia.
Por eso digo que he llegado a la conclusión de que no hay contradicción en el Dharma, porque todos hablamos desde nuestra propia experiencia. Tú tendrás tu propia experiencia. Ésa es la belleza del Dharma.
Lo más más importante es que no te pierdas en el Dharma. No importa en qué linaje estés. Da igual si practicas Dudjom Tersar, Sakya, Kagyu, Guelugpa: no te pierdas.
La verdad de todo este asunto es que, sea cual sea la práctica que estamos haciendo ahora, nos estamos preparando para la muerte. Incluso cuando hablamos de purificación o de hacer algo que te genere mérito, todo se hace para prepararte para la transición. Y si te olvidas de eso, te vas a perder.
A veces nos desviamos. Queremos tener éxito en un negocio o queremos este coche o esta casa, pero bueno, eso es naturaleza humana. Tenemos que darnos cuenta y entender que todo lo que estamos haciendo en relación con las prácticas es para prepararnos para el momento en el que muramos.
Así que personalmente mantengo una práctica simple, sencilla. Mi planteamiento es compartir lo que yo he experimentado de la manera más honesta y más auténtica posible. Creo que las personas que tengan una posición de poder o que tengan un nombre o que estén en un trono, le deben eso a todas las personas con las que se encuentran o se relacionan.
Hablando honestamente, a veces lo que veis y lo que mostramos no es más que un poco, y no sé, quizá algún Rinpoche o muchos Rinpoches estarán en desacuerdo conmigo, pero es que nosotros también tenemos nuestros propios miedos, nuestras propias caídas y nuestra naturaleza humana, y estamos trabajando para purificar nuestros propios venenos. Pero a veces, detrás del velo de los títulos o de los tronos y estas cosas, a lo mejor piensas que lo que estás viendo aquí es a una persona perfecta mirándote a ti, pero, honestamente, no es así. Como he dicho antes, vosotros veis vuestro propio reflejo y yo veo mi propio reflejo.
Desde mi punto de vista, puedo decir que yo también estoy en mi propia lucha, o yo tampoco soy perfecto, o también estoy trabajando para cultivar la bondad amorosa y no he alcanzado el nivel que creéis que he alcanzado. Yo también estoy trabajando para esto.
A veces sí pienso que a lo mejor me estáis mirando y tenéis ciertas expectativas de que yo esté libre de todas estas cosas, pero, si doy un reflejo falso de mí mismo hacia vosotros, entonces incluso yo mismo estoy cayendo más profundamente en la ignorancia y el engaño.
Por eso es mi esperanza y mi deseo más sincero que cualquier persona que tenga u ostenta un título o una posición realmente sea lo más auténtica posible y muestre la realidad más auténtica y más honesta, en lugar de disimular o pretender vivir bajo las expectativas de otros. Si somos capaces de hacerlo como personas que tenemos cierto poder o influencia en otros, muchos de los conflictos que tenemos en el mundo del Dharma budista no existirían. Así que para mí el mensaje es absolutamente claro: somos todos seres humanos.
Sobre todo, para todos vosotros que venís a recibir enseñanzas o iniciaciones, tenéis el libre albedrío de pensar. Habiendo nacido en esta esfera del ser humano, en la corriente de los seres humanos tenemos este don del razonamiento. Así que, si ves a un maestro o un profesor o profesora haciendo algo que es contradictorio con el Dharma, es tu responsabilidad preguntar por qué. Puedes decir que no lo entiendes o que no puedes captar realmente sus acciones, que para ti esto es contradictorio. Si el maestro o maestra o el profesor es realmente un ser de sabiduría, entonces él o ella podrá aclarar tus dudas.
Por eso siempre digo: ten cuidado con todo lo que oigas, incluso de tus maestros, porque a veces puede ser muy destructivo para ti como ser humano. A veces no todos los maestros o maestras están realmente ahí para tu bienestar o para cuidarte. Incluso a veces los maestros fracasan en su labor de cuidarte y amarte. No digo que fracasen en su deber de guiarte, porque ellos también necesitan guía, de modo que no se trata de guiar a nadie. No debes tener miedo, así que no dudes en pedir que te aclaren cualquier cosa con la que puedas tener un problema.
No sé si Rinpoche está de acuerdo en que todos nacemos con la herencia de una mochila kármica en positivo y en negativo.
Sí, nacemos con un karma residual. Es cierto. Como esta mochila es particular para cada uno, hay personas que necesitan, para tener una mente calmada, hacer más meditación, shiné o shamatha, que otras personas. Estoy totalmente de acuerdo con eso, y por eso digo: no me copies. Algunas personas necesitan acumulaciones, otras personas necesitan hacer retiros o méritos, y aunque a veces parece que yo estoy promoviendo que no hagas meditación, esto no es así ni mucho menos. Haz meditación y sobre todo, lo más importante: encuentra a un profesor capacitado que te guíe de la manera correcta y que pueda ayudarte en tu experiencia.
Quería hacer una pregunta con respecto al cuerpo físico. Quería saber qué importancia tiene y qué lugar ocupa el trabajo a nivel corporal. Tanto el cultivo del cuerpo como el hecho de dejarnos llevar o abandonarnos a los vicios, a lo que te pide el cuerpo en cualquier sentido.
Yo me he rendido a los vicios.
Yo esto se lo he dicho a muchísima gente y te lo voy a decir también a ti. Te des cuenta o no, tú eres tu propio universo y tu propia galaxia, porque miles de millones y millones y millones y millones de entidades dependen de ti. Cuando a veces la gente me dice que siente que no merece nada, que no se siente merecedora de nada, yo les digo que incluso poner un bocado de alimento en su boca es un acto de amabilidad suprema, siempre y cuando sean conscientes de los miles de millones de organismos que dependen de ellos.
Por eso siempre digo que tienes que ser cuidadoso y amarte a ti mismo, porque cuando te amas a ti mismo no solo te estás amando a ti mismo, sino también a todos los que tienes dentro de ti.
Cuando mañana recibas la iniciación de Tröma, que no sé si vas a estar, pero mañana, cuando hagamos la iniciación de Tröma, cada simple poro de tu cuerpo se va a ver como una entidad viva.
Solemos pensar “cuando yo muera”, “cuando nos muramos”, pero cuando te mueras no te vas a morir tú solo: cuando tú te mueras, todo en el universo entero también va a desaparecer. Tienes que darte cuenta de eso.
Mi cuerpo es un multiuniverso que se está reduciendo (30 kilos más pequeño), pero aun así multiuniverso.
Decimos que cuando te miras al espejo te ves a ti mismo, pero no es así: la realización es cuando te ves en el espejo y ves todo un universo, incluso las entidades celestiales.
Es una curiosidad genuina que tengo: yo no he conocido prácticamente a maestras mujeres de esta categoría en ninguna religión. Quería saber qué significa encarnarse como mujer, o si hay algún impedimento siendo mujer.
No voy a hablar de otros linajes porque no los conozco, pero en nuestro linaje el principio femenino es muy importante. Sin el principio femenino, no hay iluminación. En ausencia de la energía o principio femenino, no tiene sentido que yo esté aquí sentado hablando de nada, porque no va a haber realización, no va a haber iluminación.
El principio femenino y masculino están en unión y siempre juntos lado a lado, pero quizá las practicantes mujeres no están tan presentes o visibles. Por eso tenemos esa concepción errónea de que lo femenino es más bajo, pero eso no es así. Sin principio femenino, no tiene sentido el Dharma para nosotros.
Una de las razones principales por las que nuestro linaje florece y sobrevive es por la energía femenina, es debido a su amabilidad y a su sabiduría.
Hay más preguntas online. Xavier Pujades dice: “Rinpoche, ¿por qué se produce la rotura de un compromiso y cuál es la postura correcta sobre la traición? ¿Cuál es el enfoque correcto ante la traición?”
Este tipo de preguntas son un poco difíciles de responder en público, porque tengo que saber quién eres o desde qué contexto me estás preguntando. Tengo que conocerte como persona. ¿Estás hablando de la traición en la familia, de un amigo, de un maestro, de un alumno? Una forma de verlo es que, sientas los que sientas, un día la persona que te ha traicionado y tú mismo vais a morir. Así que piensa en esto: la poca vida que me quede, ¿merece la pena de verdad seguir aferrado a eso de que me han traicionado? ¿O merezco felicidad, igual que la persona que me ha traicionado?
Así que tienes que aprender a no aferrarte a este tipo de hechos, porque la verdad es que, si ya te han traicionado, lo que sea que esté pasando ahora está pasando solo en tu mente. Sí: sufrimos cuando nos traicionan y las consecuencias de lo que ha ocurrido crean mucho dolor en el corazón. Pero también debemos contemplar si merece la pena que esto sea la causa de nuestro sufrimiento o simplemente debemos dejarlo estar.
Como ya he dicho, si de verdad lo contemplas, aunque sientas que estás en una cárcel, la puerta no está cerrada. A veces salimos y luego nos volvemos a meter en la prisión. Para ti ¿qué merece más la pena, vivir en prisión o salir y estar libre? Lo creas o no, al final tú tienes la opción de escoger. Así que tienes que tomar esa decisión y tener el valor de decir: “Quiero salir”. A veces nos sentimos encadenados, pero realmente somos nosotros los que nos estamos encadenando.
¿Las palabrotas envenenan nuestra mente?
No, las palabrotas no envenenan la mente. ¿Quieres decir “joder”? Yo también lo digo. Lo que pasa es que, si cultivas el hábito de decir “joder, joder, joder” todo el tiempo, se convierte en un mantra y entonces, si un autobús va a atropellarte, lo primero que vas a decir es “joder”, y estarás jodido.
Pero si cultivas el hábito de decir, por lo menos, “Lama khyen no” [“Lama, piensa en mí”] o cualquier otro mantra corto, antes de que un bus te atropelle dirás “Lama khyen no”. Simplemente, no conviertas las palabrotas en tu mantra personal. Eso es todo. No envenenará tu mente. Eres más fuerte de lo que piensas. Siempre y cuando la palabra “joder” no tome raíz en tu corazón, di las palabras que te dé la gana. Yo las digo todo el rato, no en público, pero detrás de puertas cerradas las digo a mi equipo. “¡Que te jodan!”, “¡jódete!”.
Lo que vemos no define lo que somos por dentro. Es solo una forma de expresarse. A veces, incluso las palabrotas quieren decir algo bueno. Si ahora me dejas aquí un millón de euros, voy a decir “joder”. Es una cosa buena, ¿verdad?
Así que todo tiene que ver con la intención. No te preocupes, utiliza todas las palabrotas que te dé la gana, no van a envenenar tu mente.
Cristina pregunta si puede romper las paramitas el hecho disfrutar viendo películas o jugando a videojuegos con escenas que contengan violencia, aunque no sea real.
Me encantan las películas de asesinatos y crímenes. Si tú tienes fuerza, si eres potente internamente y el Dharma tiene raíz dentro de ti, los hechos externos no van a afectarte tanto. No te dejes consumir por el miedo, la preocupación y la culpa.
Si tienes ya el sentido de saber que lo que estás viendo es solo una película, no tienes de qué preocuparte. Pero si no puedes distinguir entre lo que es una película y la vida real, entonces sí tienes algo de lo que preocuparte. A mí me encantan las películas de terror, me encantan las pelis donde la gente se mata. Esto no me convierte en un asesino. No te preocupes: los factores externos y estas cosas mundanas no van a afectar tu práctica. Pero si la mente no está protegida, sí tienes que preocuparte. No te preocupes pensando en si una película de terror te va a afectar o no; preocúpate de cómo tratas a tu familia, a tus amigos. Eso sí te tiene que preocupar.
No sé quién es esa persona, pero quizás podemos ver películas de miedo juntos. Me encantan las películas de miedo.
Hola, una pregunta simple, ya que he visto que vamos a morir todos. ¿Qué prácticas tenemos que hacer sí o sí, para que el día de mañana, cuando muramos o estemos en el tránsito, podamos estar con un poquito de lucidez y saber hacia dónde vamos?
Es una pregunta muy importante. Primero voy a empezar diciendo que hables con tu maestro raíz, porque él sabrá qué es lo que deberías hacer. Pero si me preguntas a mí, sí te diría que hagas el ngöndro, pero como práctica diaria, no como acumulación. Porque es una práctica simple, pero contiene en ella todo lo que necesitamos como practicantes budistas: la bodhichitta, el refugio, la purificación, el guru yoga, el powa y la dedicación última. Y no te lleva ni minutos, si no haces la acumulación.
El ngöndro es una muy buena base para el resto de prácticas. Los practicantes Dudjom Tersar hacemos una distinción entre el ngöndro corto y el largo. El ngöndro corto está incluido en el largo, pero realmente a la hora de morir el ngöndro corto será beneficioso porque es simple. Cualquier práctica que sea simple es beneficiosa. No es necesario hacer una distinción entre las dos formas, porque la esencia es la misma.
Lo digo a todas las personas que están aquí o que pertenecen a una sangha, en la que decimos que somos hermanos y hermanas vajra: cuando alguien de nuestra sangha esté haciendo su transición o esté muriendo, es nuestra responsabilidad hacer todas las ceremonias en su nombre. De esto trata ser parte de una sangha.
Ayer estaba hablando de esto con algunas personas. En la cultura occidental, cuando una persona budista muere, la familia o los amigos no hacen ninguna de las ceremonias beneficiosas o necesarias para los budistas. Por eso debéis tener esta charla y este debate con la sangha, acerca de cómo os apoyaréis entre vosotros en el momento de la transición.
Así es cómo deberíamos ser. Independientemente del linaje al que pertenezcamos y, sobre todo, como hermanos y hermanas vajra, tendríamos que ayudar a las personas de otros linajes. Por eso en tu propia sangha necesitáis tener este debate sobre qué hacer cuando un miembro de la sangha muera, qué es lo que se puede hacer.
Desde mi punto de vista, no hay algo así como el peor o el mejor practicante. Para mí todo es la manifestación del Dharma. Para mí tú no eres un mal practicante, esto no existe.
Es ilusorio ¿no?
Pues si es ilusorio, dame tu dinero. Voy a utilizar tu ilusión para mi ilusión.
Ya que tenemos poco tiempo y se nos va con el Netflix o lo que sea, cuando tenemos poco tiempo nos decía Lama que podríamos hacer el guru yoga. Al final mi duda es si con el guru yoga simplemente conectamos aquí, en nuestra vida presente, o también nos servirá para conectar en aquella vida o en aquella dimensión que no somos capaces de canalizar. Si supuestamente hemos reencarnado y no me acuerdo ni de quién era en la otra vida y casi ni en ésta, en relación con la siguiente solo surgen dudas, ya no digamos miedos y demás.
Déjame que te explique esto, porque hay dos aspectos que necesitan explicaciones diferentes.
Incluso cuando estás jugando a un videojuego o viendo una película, no hay tal cosa como no estar practicando el Dharma, mientras seas capaz de apreciar y darte cuenta o sentirte agradecido de lo que estás haciendo. Hay muchísimas personas que no son capaces de hacerlo, porque no tienen ese privilegio, por ejemplo los enfermos terminales. Habiendo hecho ese pensamiento, eso es practicar el Dharma.
No sé en qué contexto estás, pero por ejemplo, si piensas que tu novia, tu mujer o tus hijos necesitan comer y te pones a cocinar o les preparas algo, incluso eso es practicar el Dharma, porque es la generación de la primera paramita. Nos demos cuenta o no, todo lo que hacemos es la expresión de nuestro Dharma.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el guru yoga es muy importante, porque muchas veces ponemos demasiado énfasis en el powa para el momento de la muerte. Por favor, no me malentendáis: no estoy diciendo que la práctica de powa no sea importante. Es importantísima y creo que todos deberíais formaros en ella. Pero para hacer el powa se necesitan muchas visualizaciones: las sílabas invertidas, luego juntas de diferentes colores y demás visualizaciones. Pero el hecho principal es que no sabemos cuándo vamos a morir y, sobre todo aquí en Occidente, incluso si te llevan al hospital, te van a enchufar medicamentos, o si vas caminando por Barcelona y te golpea un autobús o un coche y te quedan tres segundos de vida, no hay forma de que seas capaz de pensar en el powa.
Pero, en cambio, puedes hacer una forma muy simple de guru yoga. No me refiero a la práctica completa en la que te sientas a visualizar que la luz entra y se funde en tu corazón. No me refiero a eso: me refiero a una práctica de guru yoga muy sencilla en la que te levantas por la mañana y piensas en tu Lama, en tu maestro o en Rinpoche, y antes de comer simplemente le ofreces lo que estás comiendo y antes de dormir tienes ese pensamiento sobre tu maestro raíz. Me refiero a cultivar este pensamiento sobre tu maestro raíz, expresándolo a través de cuerpo, palabra y mente
Si cultivas el guru yoga, lo primero que va a surgir en la mente en esos tres segundos antes de que te atropelle ese coche será el nombre de tu maestro raíz. Por eso es muy importante hacer el guru yoga, aunque sea en esta forma tan sencilla que te he explicado.
Como he dicho antes, si estás todo el día repitiendo joder, joder, joder, joder, joder, joder, pues al final, antes de ser golpeado no serás capaz de hacer el powa, sino que definitivamente pensarás “joder”. Mejor reemplaza ese mantra con el nombre de tu maestro.
Estas prácticas no tienen por qué ser complicadas. Para aquellas personas que no queráis entrar en la profundidad del estudio de este tipo de prácticas budistas, es preferible que optéis por una forma más simple, pero ser consistentes y entregaros plenamente. Incluso podéis recitar cualquier mantra tres veces, pero hacedlo diariamente.
No os juzguéis diciendo “soy mal practicante”. Cuando practiques, no mires a otros como “ah, mira, está haciendo acumulaciones, yo debería hacerlo así o debería hacerlo asá, o debería ser como esa persona, estar más implicado, dedicarme más a la práctica”. No pienses así, porque de esta manera te estás preparando para la decepción.
A lo mejor hay personas que practican más que tú. A lo mejor practican más de lo que podrás practicar en siete vidas. Tampoco sabemos cómo es el corazón de esas personas, o sea que nunca te compares con nadie.
Si haces incluso las recitaciones más simples, tres recitaciones, hazlo con devoción, haz un esfuerzo para mantenerlo de manera consistente y, como siempre digo, va a haber muchísimo mérito, y muchísimas bendiciones van a verterse sobre ti. Siempre le digo a la gente: si te puedes tirar un pedo, tres mantras los puedes decir. Ésta es la actitud y la comprensión que hay que tener.
A mí me gustaría hacer una pregunta, más que nada una curiosidad. Como me cae muy bien, me gustaría conocerlo un poco más como persona. Ha explicado que empezó sobre los 40 años en el camino del Dharma, o al menos a tener responsabilidades. Me gustaría que me contara un poco cómo era su vida antes.
Yo estaba atascado en América, porque no tenia la green card. Eso significaba que, si me hubiera ido en ese momento a Bután, no hubiera visto a mi padre o a mi hermana durante 10 años. Pero, por otro lado, mi madre estaba en Bután, así que cada año nuevo era para mí como una montaña rusa emocional.
Después de que mi padre muriera, y mi hermana, seguía sin tener mi green card. En ese momento yo hubiera escogido levantarme y largarme para ir a ver a mi madre, pero tenía que decidir si debía quedarme y aceptar la responsabilidad de mi linaje. Tuve que hacer una elección muy difícil. Escogí el linaje y eso significaba que, si algo le pasaba a mi madre, no podría ir a verla.
¿Por qué te cuento esto? Déjame que vaya a la otra parte de esta historia. Cuando yo estaba en la mitad de mi cuarentena, me fui a Bután. Llevaba a mis asistentes conmigo. Me hubiera encantado poder decirles: “Mirad, bajo esa montaña hacía mi práctica del ngöndro, en esa ribera del río yo meditaba…”. Pero lo único que podía decir era: “Mirad, ahí me fui de fiesta, aquí también estuve de fiesta…”.
Yo llevaba una vida normal con mi hermana, que es mi maestra raíz. No sé si las personas que me conocen de antes saben que yo me dedicaba a las artes marciales. Hacía muay thai, pensando en convertirme en instructor, y también hacía otra arte marcial llamada krav maga. Yo tuve una infancia normal y muy feliz, gracias a la amabilidad de todos los miembros de mi familia. Tuve una adolescencia supernormal, salía de fiesta y bailaba, prácticamente una vida normal.
Ahora en mis 40 y tantos, puedes ver que ha cambiado, es así de simple, nada apasionante.
Hay una enseñanza de Guru Rinpoche que dice: “aunque mi visión es más elevada que el cielo, mi atención a las acciones y los resultados es más fina que la harina”. Me gustaría saber cuál es su consejo para aquellas personas que practican el camino vajrayana, sobre todo en relación con la iniciación de Tröma que va a dar mañana. ¿Cómo podemos evitar caer en ninguno de esos dos extremos? Porque estos días las enseñanzas de dzogpachenpo y mahamudra están cada vez más extendidas y me resulta muy difícil no caer en ninguno de esos dos extremos, mantenerme auténtico y no creerme que soy un gran practicante vajrayana y hago esta y esa práctica, por ejemplo.
Primero, creo que tendrías que eliminar de tu vocabulario la palabra “auténtico”, porque en esa búsqueda de ser auténtico te pierdes. Mientras estés practicando el Dharma con buenas intenciones, eso es más que suficiente.
En mi vida anterior practiqué mahamudra y dzogchen. El problema que veo es que se pone demasiado énfasis en el mahamudra y el dzogchen. No puedo hablar del mahamudra porque no estoy cualificado. Tampoco estoy cualificado para hablar de dzogchen, pero, por lo menos desde la perspectiva Nyingma es la visión más elevada.
Debemos entender que todo es dzogchen, incluso ese deseo de ayudar a ese familiar tuyo que está enfermo. El pensamiento de querer ayudar es dzogchen. Cuando ves a una persona en la calle que tiene hambre y quieres compartir algo con ella para que pueda comer, eso es dzogchen. Para mí el dzogchen ya está ahí. No entiendo qué es lo que está persiguiendo la gente. Esa motivación de hacer algo para alguien, algo bueno para alguien que necesita ayuda, no importa lo que sea, ese pensamiento que te sale de dentro, para mí es dzogchen.
Tenemos que darnos cuenta de que tenemos que relajar la mente. Incluso la frase que citaste de Guru Rinpoche, si te la marcas como un objetivo, empiezas a volverte rígido. No hay nada que alcanzar, solo practica con el corazón abierto. Todo lo demás surge por sí mismo. Cuando establecemos un punto de referencia sobre lo que tenemos que alcanzar, cómo nos tenemos que comportar, qué es necesario, nos estamos preparando para la decepción. Lo digo desde mi punto de vista y mi experiencia.
Como he dicho antes, si haces tres recitaciones de un mantra con devoción y con la motivación de liberar a todos los seres del sufrimiento y sus causas, ese simple pensamiento, para mí, ya es la visión dzogchen más elevada, y claridad y luminosidad.
Pero creo que es la naturaleza humana: queremos probar qué es el dzogchen, aunque ya lo hemos probado y no nos damos cuenta. Para mí el dzogchen es tu mente, para mí ya estás iluminado.
Nos quedamos atrapados en perseguir y alcanzar resultados, y para mí esto no tiene sentido. Si persigues algo para obtener un resultado, creo que estás perdido. No persigas la iluminación, no persigas el despertar, no persigas eso. Motívate con la bodhichitta para ver que todos están sufriendo y que en su próxima vida también estarán en el samsara y van a seguir sufriendo. Por lo tanto, practica con la motivación de que puedas estar aquí para ayudar a que se vean libres del sufrimiento. Yo creo que cuando surge este tipo de pensamiento, cuando surge este tipo de motivación, el despertar surge por sí mismo.
Eso es a lo que llamamos ser un guerrero vajrayana valiente y fiero. No nos estamos preocupando por nosotros mismos, sino que lo que nos preocupa es el beneficio o el bienestar de los demás. Y cuando estamos motivados por eso, todo surge. Si estás corriendo hacia un río o hacia una masa de agua y quieres mojarte, no te preocupes: si sigues corriendo, al final te vas a mojar. Así es la motivación.
Si tú quieres realmente llegar a la realización o al despertar, mientras estés en el camino y continúes, tarde o temprano llegarás a ese río o a ese mar y vas a notar el agua sobre tu piel, porque eso es lo que quieres. Pero si estableces un objetivo y dices “voy a saltar y ésta es mi única intención”, te perderás, te confundirás y acabarás dando vueltas y vueltas en círculo y nunca llegarás al río. Creo que la motivación de la bodhichitta es lo que nos mantiene en el camino.
Por eso siempre digo que reflexiones. Sea cual sea la práctica que hagas, reflexiona: ¿Esta práctica me beneficia? ¿Esta práctica realmente me ayuda a entender mi mente? ¿Estoy siendo más capaz de relajar mi mente? Porque si no es así, ve y pregúntale a tu Lama o a tu maestro, dile que necesitas hacer otra cosa. Hay personas que hacen un retiro tras otro esperando resultados, pero no los tienen y piensan que la respuesta es hacer otro retiro, y la respuesta es buscar al maestro para recibir la iniciación más elevada de dzogchen, y luego la respuesta es recibir las enseñanzas de mahamudra. Pero eso lo único que hace al final es crear más confusión y más caos, y te aleja del Dharma.
Creo que aquí es donde entra la aspiración, porque en esa cita de Guru Rinpoche lo importante es la aspiración. Pero no es eso lo que estamos buscando. Porque en esta vida, en este periodo de vida, ni tú ni yo vamos a ser nunca capaces de llegar a ese nivel. Pero teniendo la aspiración y la intención de la bodhichitta, todo podría pasar. En cambio, si eso es lo que queremos conseguir, no lo vamos a lograr, por lo menos desde mi experiencia.
Una persona desde Rusia pregunta a Rinpoche cuándo va a ir a Rusia.
Bueno, ¿cuándo me vas a invitar? Invítame y voy. No tengo ninguna invitación. ¿Cómo quieres que me plante yo por la fuerza en tu casa? Probablemente me dispararán si voy y rompo la puerta y digo “aquí estoy”.
Me encanta la sopa rusa, invítame.
Rinpoche por favor, aconséjeme sobre cómo decidirme en la práctica. Ya he recibido muchas iniciaciones y enseñanzas, pero no he penetrado ni en una sola cosa. ¿Qué me aconseja?
Exactamente lo que he dicho. Para mí, haz el ngöndro como práctica fundacional. Es lo mejor, porque, como he dicho antes, ya contiene todo dentro. No sé qué tradición de ngöndro haces, pero el que hagas, mantenlo como tu fundamento o tu base. Una vez que seas capaz de establecer eso como tu base, tu fundamento, luego haz las prácticas que quieras.
Me ha surgido una pregunta a raíz de lo que ha comentado sobre las enseñanzas.
Enseñanzas no, consejos.
En el budismo vajrayana la figura del guru raíz es muy importante y ha comentado que su hermana fue su guru raíz. Me gustaría saber cómo se produce ese reconocimiento: ¿cómo se ha producido el reconocimiento de su maestra raíz? ¿Y qué consejos nos puede dar a nosotros para reconocer a nuestro maestro raíz?
Bueno, la sabiduría budista aconseja que te pases varios años investigando al guru antes de establecerlo como tu maestro raíz. Después de varios años de conocer a tu maestro, si sientes que esa persona te ama, protege, guía, entonces la aceptas como guru.
No te dejes arrastrar por las emociones. Por ejemplo, yo algunos días parezco muy santo, otros días, no. Los días que parezco santo, a lo mejor hay personas que dirían “éste es mi maestro”, porque estoy llevando ropaje de seda, llevo las coronas y estoy sentado en un trono con una thangka preciosa de seda detrás de mí, y puede que la luz brille perfectamente sobre mí. Y puede que os conmováis emocionalmente y digáis: “Éste es mi maestro, lo siento”.
Nunca aceptes a un maestro o a tu maestro raíz solo basándote en las emociones. Incluso después de ese episodio, continúa investigando, observa, pasa tiempo con esa persona. Y después acepta o no a esa persona como tu maestra.
Lo he dicho muchas veces y lo voy a volver a decir: los títulos de Lama, Rinpoche, Lopön, solo son títulos. Nosotros somos mensajeros que entregan un mensaje, nosotros no somos el mensaje. Éste es el error que muchos cometéis. Ponéis demasiada confianza en “Ah, ésa es la respuesta”, “Ése es el mensaje”. Ése no es el mensaje: el Dharma es el mensaje. Nosotros somos los contenedores, grandes o pequeños, pero al final solo contenedores.
Nosotros tenemos nuestra intención y nuestra motivación. Somos los contenedores. Eso es lo que tenemos y tú te llevas un poco. Nuestra obligación es verter en tu corazón nuestra intención y motivación. Pero claro que hay excepciones a lo que he dicho. Hay seres de sabiduría, como S.S. Dudjom Rinpoche, S.S. Dilgo Khyentse Rinpoche, S.S. el 16º Karmapa o S.S. Sakya Trizin Rinpoche, que, si tenéis la oportunidad de estar cerca o de tener esa conexión, por supuesto, hay que aceptar como maestro raíz sin ni siquiera pensarlo.
Puedes tener a un maestro raíz cuya forma de Nirmanakaya ya se haya disuelto, pero también deberías tener a una persona que esté presente contigo. Tienes que entender que, igual que conmigo y con mi hermana, que era mi maestra raíz, tu maestro raíz o nosotros, los Lamas, los khenpos, no estamos aquí para quitarte tu dolor. Estamos aquí para decirte que, si tu corazón está lleno de dolor, aquí tienes nuestro corazón para reducir ese dolor dentro de ti. Estamos aquí para ti, para tus obstáculos. No para caminar delante de ti, sino para caminar a tu lado. Para ayudarte a superar cualquier obstáculo que estés enfrentando. Para decirte que no estás solo ni sola. Y tú tienes que hacer el esfuerzo de caminar junto a nosotros.
Eso es algo que tienes que entender: no mires a tu maestro raíz y digas “todos mis problemas se van a solucionar”. De hecho, yo creo que van a surgir más problemas, por la maduración del karma personal, para que, durante el momento de la transición y cuando vuelvas a renacer, la carga sea menor.
Como sabéis, mi hermana era mi maestra raíz. Yo me pasé 25 años de mi vida sirviéndola. Honestamente, creo que solo durante el último año de la vida de mi hermana fue cuando la empecé a considerar como a mi maestra raíz, así que a mí me llevó más de 20 años.
Una vez dicho esto, no sabemos cuándo vamos a morir. Hay personas que no quieren un gurú o un maestro personal y, tal y como yo lo veo ahora, para mí está bien. Además, yo no estoy aquí para señalar los errores de nadie ni para decir que estás haciendo algo mal, pero si tú me preguntas, ¿tú crees que necesitamos un maestro o maestra, una guía? Yo diría que sí.
Y es que, si lo piensas incluso en lo mundano, en cualquier campo, en cualquier aspecto, necesitas formación, alguien que te forme. No puedes decir “me encantan las MMA y me voy a lanzar al ring sin haber sido entrenado”. Eso es suicidio. El Vajrayana es igual, solo hay dos opciones: o lo consigues o no lo consigues. No hay una opción intermedia. Por eso necesitas protección, necesitas una guía, y deberías seguir a un maestro cualificado.
Hay personas que dicen: “Yo no necesito un maestro, porque ya sé que estoy practicando el Dharma puro”. ¿Pero cómo vas a confiar en ti, si no tienes ni siquiera control sobre tus emociones negativas? ¿Cómo vas a ser tu propio maestro? Si tu mente está confundida, ¿cómo puedes confiar en esa mente? Necesitas a alguien que te muestre “esto está bien”, “esto está mal”, “éste es el camino”, “esto es lo que debes hacer”… Así es cómo siento yo que deberías buscar a un maestro.
¿Es el Dharmakaya vacuidad o es una especie de mezcla entre los estados de ser y no ser juntos, o un completo trascender del samsara y el nirvana?
Creo que es una de las preguntas más difíciles de responder, porque, honestamente, si digo que el Dharmakaya es puro, lo único que estoy haciendo es repetir lo que he leído, porque eso es lo que se dice.
Cuando respondo preguntas, me gusta responder según lo que yo he experimentado. A lo mejor he experimentado el Dharmakaya, la esencia, quizá a veces, pero no estoy seguro. Así que no hay forma que pueda responder la pregunta por mi parte.
Si yo te digo “ama a alguien, porque el tiempo es corto”, estoy hablando desde la experiencia. Si me preguntas, ¿cómo es Guru Rinpoche? Yo te señalaré la estatua, porque no sé realmente cuál es su apariencia.
Así que, por lo menos para mí, hasta el final de mi vida, quiero ser honesto y lo más práctico posible. Puedo poner en Google “Dharmakaya” y entonces responder a cualquier pregunta que tengas, pero no quiero hablar como si fuera una autoridad en la materia cuando no lo he experimentado. A veces las personas me hacen preguntas sobre el dzogchen, por ejemplo. Me preguntan qué es y yo les respondo qué es el dzogchen para mí.
Si me preguntas cómo es la montaña de Color Cobre, pues te podré contar cómo es esa montaña por lo que yo he leído o visto en internet. Puedo leerlo en un libro y explicarte lo que es, pero yo tengo un problema con eso de hablar cuando no sé de lo que hablo o no lo he experimentado. Es una limitación mía, pero no, no puedo, es un problema que tengo, no tengo facilidad para hablar de cosas como si las hubiera experimentado cuando no las he experimentado.
En cuanto a esa pregunta que me has hecho, solo te podría responder que se dice que el Dharmakaya es puro y que se dice que todos los maestros son manifestaciones del Dharmakaya. Pero solamente puedo decir eso.
Desde el punto de vista relativo, en cuanto a la comprensión de que todo es vacío, por lo menos desde mi experiencia, esto no significa que todo esté vacío, sino simplemente que no puedes verlo de la forma que realmente deberías estar viéndolo. De algún modo hay que mirarlo de una manera más profunda. Es como lo he dicho antes, que, cuando te miras al espejo, lo que tú ves no es lo que hay, sino que realmente ahí hay todo un universo de galaxias y de cuerpos celestiales que te miran de vuelta. Entonces para mí la vacuidad no significa que no haya nada, sino que las cosas no son como las vemos, que el valor que tienen no es lo que nosotros vemos.
Incluso aquí, mientras estamos sentados, todo está cambiando, nuestros cuerpos también. Pero no lo vemos así. A veces decimos “está vacío”, pero eso no quiere decir que no haya nada ahí, solamente significa que no nos damos cuenta de las cosas tal y como son.
Por ejemplo, todos vosotros habéis venido aquí para esta charla, pero no os habéis dado cuenta del duro trabajo que hay detrás de la organización de todo esto. Vosotros solo veis un escenario muy bonito y eso es todo lo que veis, pero no veis el esfuerzo y los obstáculos que han surgido para los organizadores. Y no solo eso: todo lo que han tenido que trabajar en los arreglos de la sala y comunicándose con personas. Para mí la vacuidad es lo mismo, es que no vemos las cosas como son, no nos damos cuenta de la realidad de las cosas ni de cómo somos nosotros mismos.
La persona de Rusia insiste en preguntar qué necesita hacer para invitarle. Pregunta qué tiene que hacer para que usted vaya a Moscú. Explica que son practicantes Dudjom Tersar.
Primero, necesito que esta persona me haga llegar una notificación del departamento de policía conforme no tiene antecedentes criminales penales. Entonces iré.
No hay problema. Con el tiempo, en su momento llegaré a Rusia, porque es uno de los sitios que siempre he querido visitar, pero yo, siendo honesto, no sé cómo puedo contribuir. No sé en qué puedo contribuir. ¿Cómo puedo yo añadir algo a lo que ya saben? Porque, donde sea que vaya, mi mensaje es el mismo, no lo cambio, creo que todo hay que repetirlo como un mantra, porque a nosotros los seres humanos se nos olvida.
Este año tengo muchos compromisos. Estuve en California durante un mes. Luego fui a Canadá por otro mes. Estaré aquí por aproximadamente un mes. Luego iré a Nepal, a Bután y a India. Desafortunadamente, este año no podré ir a Rusia. Quizá el próximo año, pero antes de ir a Rusia tengo que ir a México, porque prometí a la gente de México que iría.
¿Es importante que el maestro raíz esté vivo?
Sí, tu maestro raíz debería estar vivo, porque tiene que estar ahí para responder tus preguntas, a menos que seas psíquica, puesto que entonces te podrías comunicar con él. Si no lo eres, necesitas un maestro. Puedes tener a varios maestros raíz. Además de los que ya se han ido, puedes tener otros maestros raíz. Puedes buscar a alguien cualificado, y no mires en mi dirección.
Dejadme terminar dando las gracias. Para mí los últimos cinco años han sido increíbles, aunque quizá el único mérito que tengo es que tengo el nombre de Dudjom. Lo digo con sinceridad y desde un punto de vista humilde: yo no sé cómo puedo contribuir a ayudar a las personas, pero sigo sintiendo que las personas tienen devoción y ponen mucha confianza en mí. Por eso me siento muy agradecido.
Y a todas las personas que estáis aquí, no como consejo, sino más bien como petición: independientemente de lo que pase, no dejes el Dharma. Incluso aunque se vuelva muy difícil, sé consistente con tu práctica. Puede que los resultados no sean los que esperas, pero no estamos practicando solo para esta vida. Si fueras capaz de darte cuenta de la cantidad de karma heredado que tienes de todas las vidas pasadas, entonces entenderás por qué la práctica es importante. Y no es solamente por todo el karma heredado de vidas previas, sino también para pavimentar nuestro camino para vidas futuras.
A veces en este camino nos perdemos y tenemos que encontrar el camino de vuelta. Esto es muy importante. Tienes que ser resiliente, tienes que tener valor. Sin resiliencia ni coraje no vas a encontrar el camino de vuelta.
Aunque a veces te preguntes “¿cuál será el resultado final de todo esto?”, lo sabrás cuando tomes tu última respiración. Quizá ahora no. Sin duda, cuando todas tus actividades vayan concluyendo en esta vida, independientemente de lo difícil que creas que ha sido tu práctica, ésa va a ser tu base y tu ancla. Así que persevera con diligencia en tu práctica. Hagas mucho o hagas solo tres recitaciones, sé consistente.
Ten confianza en tu linaje, sea cual sea el que sigas. En el momento de la muerte, definitivamente los maestros de tu linaje van a estar ahí. Ten confianza en tu práctica. Esto es lo más importante.
Y recuerda, cuando tomemos nuestra última respiración, no deberíamos hacerlo ni con confusión ni con miedo. Eso lo he dicho muchas veces y lo digo en serio: no tengo miedo de la muerte, pero tengo miedo al proceso de morir y cómo voy a morir. La muerte en sí no me da miedo.
Confío en el linaje, confío en mi maestra raíz. No tengo confianza en mi práctica, pero estoy trabajando en ello. Estoy aquí para deciros que al final, si tu corazón es puro, no tienes nada de lo que preocuparte.
Negamos mucho la impermanencia y hacemos un montón de cosas para evitar el tema, pero el hecho es que en este mismo momento tenemos la impermanencia delante de nuestra cara, así que, en lugar de evitarla, abrázala. Cuando seas capaz de abrazar la impermanencia, serás feliz, encontrarás sentido en la vida. Y el Vajrayana tendrá un efecto profundo en tu ser.
Si no abrazas la impermanencia, entonces todas las prácticas que estás haciendo no tienen sentido. Mira a tu alrededor aquí en esta sala y date cuenta de que no hay ni una sola persona que no esté sufriendo. Intenta abrazar el significado, la esencia de lo que significa tu Dharma. Cuando seas capaz de ver a todas las personas como alguien que tiene el mismo dolor que tú, podrás abrir tu corazón a todo el mundo y serás capaz de practicar genuinamente para su beneficio.
Como seres humanos, nuestra naturaleza es egoísta, y creo que también está bien a veces ser egoístas. Pero en la vida siempre piensa en el panorama más grande, mira todo el marco entero, no solamente una esquina. Todas las personas que estamos aquí vamos a morir y, si tuviéramos esta reunión una y otra vez, una y otra vez, con el tiempo habría cada vez menos personas reuniéndose. Esto es el samsara.
Así que, si puedes por un momento, expande tu bondad y tu amor y amabilidad hacia los demás, aunque sea solamente un segundo. Con todo lo que surja de entenderte a ti mismo y de la realización de la impermanencia, serás capaz de superar cualquier obstáculo que afrontes, e incluso aceptar todo aquello que no puedes superar.
Vamos a terminar con las oraciones de cierre.
Sí, después de hacer las oraciones de apertura, me voy a presentar brevemente, para aquellas personas que no me conocéis. Y para aquellas personas que ya conocéis mi historia, imaginaos, aunque la conozcáis, que estáis igual de sorprendidos.
[Oraciones de apertura en tibetano.]
Vamos a comenzar primero transmitiendo nuestro agradecimiento más sentido a Lama Yeshe y a la sangha por organizar este programa de hoy, por hacerlo real, porque requiere mucho esfuerzo reunir a las personas y celebrar una ocasión como ésta.
Esto nos da la oportunidad de conectar entre nosotros. No importa cuáles sean nuestros orígenes o a qué religión pertenezcamos o en qué nivel social estemos. Esto nos da la oportunidad de conectar realmente entre nosotros.
La razón principal por la que a veces tenemos miedo de las personas que no pertenecen a nuestra cultura o a nuestro estilo de vida es que no nos conocemos entre nosotros. Pero una vez que hacemos el esfuerzo de conocernos entre nosotros, disminuye el miedo. Entonces alcanzamos una comprensión universal, y es que, en el fondo, todo el mundo está buscando la felicidad, estamos unidos por la humanidad y todos sobrevivimos de la mejor manera posible.
También quiero transmitir mi agradecimiento al alcalde, a los habitantes del pueblo y a todas las personas que habéis venido hoy.
Si me permitís, voy a hacer una pequeña presentación para que sepáis quién soy.
Yo fui reconocido por Su Santidad Dudjom Rinpoche como la reencarnación de uno de sus maestros.
Cuando nací, fui el primer hombre en la familia. Mi madre me tenía mucho apego. Por eso, cuando llegó mi momento de marcharme de casa e irme al monasterio, mi madre no me dejó. Dijo: “voy a dejar que él tome su propia decisión cuando llegue a una determinada edad”. Esto quiere decir que yo no he crecido dentro de un sistema religioso tradicional, dentro del sistema tulku o como lo queráis llamar.
Mientras crecía, fui a diferentes escuelas. Estuve en escuelas católicas, en la escuela bahai, en la escuela budista… He estado en contacto con muchas tradiciones distintas mientras iba creciendo.
Mi madre, que es una persona extraordinaria, cuando se levantaba por la mañana se iba al primer piso, donde teníamos un templo hindú. Allí hacía su práctica hindú con Shiva, Parvati y otras deidades hindúes. Luego bajaba y hacía su práctica en nuestro templo budista, y luego entraba en la sala y hacía su práctica cristiana.
Éste es el entorno en el que yo he crecido. Cuando creces en un entorno así, de alguna manera lo que ves te influye.
Las mujeres han tenido una influencia muy poderosa en mi vida, comenzando con mi abuela, mi madre y mis tías. Han tenido una influencia muy fuerte en mi vida y me han hecho la persona que soy hoy.
Cuando tenía 19 años, por fin conocí a mi padre. Él me llevó a un monasterio, pero ése no era mi estilo de vida. A los 8 meses salí corriendo. Así que hasta mis 40 y tantos he llevado una vida bastante normal, como la que podéis llevar vosotros. De hecho, yo creo que probablemente aquí hay personas que hacéis unas prácticas budistas mucho más adelantadas de las que yo he hecho.
En muchas ocasiones, he tenido que reflexionar una y otra vez, porque me dijeron quién era yo, pero para mí ha sido muy difícil llegar a aceptarlo.
Siempre he reflexionado mucho y he dado muchas vueltas a muchos temas, incluyendo cuestiones relacionadas con el Dharma. Considero que a los seres humanos se nos ha dado el don del razonamiento y a mí me gusta mucho razonar. Esto tiene una parte buena, pero también tiene una parte mala, en el sentido de generar un obstáculo para asumir quién soy yo.
En 2016 pensé: “voy a abrir un restaurante en casa”. Pero la vida me llevó por un camino totalmente diferente. En esa época mi padre ya estaba bastante enfermo. En 2018 nos dejó. Y luego la persona que yo consideraba mi maestra raíz, mi madre, mi tía, mí todo, también enfermó. También se fue, en 2019. Eso me dio la oportunidad de reflexionar, de pensar: para mí, realmente, ¿cuál es el propósito de la vida?
Por supuesto, mi padre, mis hermanas, mi abuela digamos que nunca me forzaron, pero siempre me aconsejaron seguir el camino del Dharma. Pero yo siempre rechacé la idea de dar el paso de encajar en esos zapatos y asumir esa responsabilidad.
Más o menos un mes después de que mi hermana se fuera, me llegó un sentimiento muy difícil de describir, que no puedo explicar bien con palabras. Fue la primera vez en la vida que realmente sentí que la semilla del Dharma tenía una raíz profunda en mi corazón.
Después de la muerte de mi padre y de mi hermana, mi hermano, que se suponía que iba a asumir la responsabilidad de la continuidad del linaje en Occidente, desgraciadamente, debido a sus compromisos con su linaje, no pudo asumir ese papel. Así que no había opción, solo quedaba yo. De modo que lo asumí sin saber nada.
Así que hace 5 años asumí un compromiso y me lancé al océano sin saber lo que se iba a desplegar. Porque si tú te tiras al mar y sabes nadar, es una cosa, pero si te lanzas al océano sin saber nadar, pero sabiendo que es lo que tienes que hacer, es muy diferente. Básicamente, eso es lo que yo hice.
Comencé en 2019, a finales de año. Y entonces me di cuenta del desastre en el que me había metido. Yo no tenía seguridad en mí mismo. No sabía si iba a poder sostener la responsabilidad de lo que descubrí que tenía que hacer. Pensaba para mí: “Y a mí, ¿quién me va a escuchar?”.
Pero han pasado 5 años y, gracias al amor y al apoyo de todas las personas que creyeron en mí, hoy vemos que estamos floreciendo, que el linaje está floreciendo. Estoy seguro de que Phala [Su Santidad Dungse Shenphen Dawa Norbu Rinpoche, padre de Su Santidad Dungse Namgay Dawa Rinpoche] y todos mis familiares me están viendo desde arriba, desde las esferas celestiales, y están diciendo: “Pues está haciendo un buen trabajo”. (Esto es como una alabanza personal, es algo que vosotros no deberíais hacer).
Pero sinceramente y honestamente, yo no lo hubiera conseguido si no hubiera sido por el apoyo, la amabilidad y el amor de los demás. Es gracias a ellos que he tenido la motivación de aprender.
Pero quiero ser sincero con vosotros. Yo no sigo el Dharma de acuerdo con lo que dicen los sutras, por ejemplo, y creo firmemente que, si tengo que hablar con las personas, si tengo que relacionarme con todos vosotros, tengo que hablar desde mi experiencia.
Yo entré en el Dharma con 40 y tantos. Si ahora voy a la escuela, que son 9 años, ya será demasiado tarde. Así que tengo que ser capaz de hacerlo lo mejor posible con lo que sea capaz de gestionar. Por eso, cuando hablo (por ejemplo hoy, que vamos a hablar de las seis perfecciones), tengo que hablar desde mi experiencia, más que hablar desde lo que la sabiduría dice que debería ser.
Los últimos años, por supuesto, he afrontado muchos obstáculos y muchos retos, pero creo que con devoción y dedicación hemos sido capaces de superar todos los obstáculos que nos hemos encontrado.
Así que, cuando digo que te entiendo o que os entiendo, lo digo de verdad y con empatía. Si digo que te entiendo cuando has tenido una pérdida, habiendo yo perdido a tantos seres queridos y miembros de mi familia, lo digo con empatía. Y cuando os digo a todas vosotras y todos vosotros que quiero que seáis felices, lo digo de verdad, porque lo siento con todo el corazón. Habiendo afrontado tanta pérdida y tanta tragedia en mi vida, creo que, si lo comparto honestamente, si lo comparto de verdad, podréis conectar conmigo.
Ésta es una de las razones por las que decidí asumir la responsabilidad de este linaje, porque creo sinceramente que, si quiero ayudar, aunque sea solamente por este tiempo breve que vamos a estar juntos, os podréis llevar algo que os sea de utilidad.
Una de las cosas que es universal y que nos une a todos es el dolor en el corazón. En cierto sentido, todos estamos rotos por dentro. Para mí, independientemente de lo que demostremos al mundo, todos nosotros estamos rotos por dentro. Por eso para mí es imperativo y muy importante que tengamos este tiempo para hacer un intercambio honesto entre nosotros, para poder aprender los unos de los otros, para poder beneficiarnos los unos de los otros. Y también creo que el Dharma, si entendemos su profundidad no de manera intelectual, sino de la forma más simple, puede cambiar nuestra vida.
Yo no leo muchos libros, no estudio como tal, pero sé y aprendo. Ha sido profundamente maravilloso para mí poder experimentar el Dharma de la forma más sencilla, y esto es lo que comparto con todos. Creo que el Dharma, sea lo que sea lo que escuchamos, tenemos que tomarlo como un consejo. Todo de lo que vayamos a hablar hoy, todo lo que comparta con vosotros, tomadlo como un consejo.
Por mi experiencia, creo que uno de los errores que cometemos cuando oímos el Dharma es que lo tomamos como la única perspectiva. En este caso, aunque sea Dharma, creo que estamos creando un obstáculo. Ayer lo hablaba con la sangha. Cualquier cosa que escuches, incluso de mí, si te sirve, utilízalo como punto de referencia; si no te sirve, abandónalo, déjalo. Así de simple.
También es importante entender que hay muchos linajes diferentes que tienen métodos diferentes. Dentro de nuestro propio linaje tenemos diferentes métodos. Y uno no es mejor que el otro, ni uno es el adecuado y el otro es incorrecto. Lo bueno del Dharma, lo bonito, es que tiene muchas manifestaciones, y eso te da la opción de escoger con qué te alineas, qué es lo que te habla al corazón. A veces sentimos que hay mucha contradicción, pero no hay contradicción, porque todo está ahí para que tú, como individuo, escojas lo que se adapta más a ti. ¿Qué es lo que te hace sentir protegido? ¿Qué es lo que te hace sentir amado? ¿Qué es lo que te hace sentir guiado?
Otro error que cometemos como practicantes de Dharma es que nos creemos que nuestra forma es la única y la correcta. Esa perspectiva es errónea y va a crear obstáculos para nuestra práctica.
Así que abre el corazón. Practica con devoción y dedicación el linaje con el que te sientas alineado. Da igual si eres católico o practicas el hinduismo o eres musulmán o budista. Da igual: practícalo con devoción, con dedicación, con compasión y amor en el corazón. Eso es lo más importante.
Vamos a entrar en las seis perfecciones, pero como ya he mencionado antes, voy a hablar desde mi propia comprensión y experiencia. En lugar de ir de una en una (generosidad, moralidad, paciencia…) voy a ir hablando de todo en conjunto, en lo que voy a ir explicando.
Primero y lo más importante: si eres budista, confías en el Dharma y aceptas el Dharma, entonces tienes que darte cuenta de que éste no es nuestro primer encuentro. Ya nos hemos encontrado muchas veces en muchas vidas, y nos vamos a encontrar de nuevo también en vidas futuras. Si nos hemos encontrado y hemos tenido relación en nuestras vidas pasada, esto significa que todos tenemos un compromiso o una deuda entre nosotros. Habiéndonos encontrado en otras vidas y ahora habiéndonos encontrado en ésta, sabemos que de alguna forma tenemos que devolver este pago por toda la generosidad que hemos recibido, y de esta manera aceptar el Dharma en nuestro corazón.
Además, tú sabes que el dolor que tienes es el dolor que tienen todos los demás, y tanto como tú sufres, también sufren los demás. Por eso tienes la aspiración de ayudar a todas las personas con quien te encuentras, y de vivir el estilo de vida de un bodhisattva. Y la intención del estilo de vida de una o un bodhisattva es la bodhichitta.
Para mí, de la bodhichitta surgen dos cosas muy importantes: una es el amor y la otra es la compasión. Pero no hablamos del amor común ordinario ni de la compasión ordinaria. No es como cuando ves a una chica muy guapa y piensas “creo que la amo”, o cuando ves a un chico estupendo y piensas “pues creo que lo amo”. Yo, por ejemplo, veo una paella buenísima y digo: “ya me he enamorado de esta paella”.
Para mí este amor es como la expresión suprema, como el amor más elevado. Esto quiere decir que mi corazón está abierto a todos vosotros, independientemente de quién eres y de las elecciones que hayas tomado en tu vida. Porque sé que nos hemos encontrado y sé que sufrimos, porque en este reino, en esta esfera, todos sufrimos y, conociendo ese dolor y ese sufrimiento, quiero hacer lo posible para elevar ese amor en vosotros.
Así que este amor crea esa espaciosidad en el corazón para poder incluir a todo el mundo, sin excepción.
Yo no sé para vosotros, pero para mí esto es mucho más difícil que las prácticas de los retiros o de las acumulaciones. Para mí, la práctica más difícil es crear esa espaciosidad en el corazón para incluir a todos. Eso sigue siendo lo más difícil. Yo lo practico todos los días, porque hay algunas personas que mucho, mucho no me gustan, es muy difícil que me gusten o me es muy difícil quererlas. Pero aun así, esto me da una oportunidad para mi práctica de Dharma, para superar ese obstáculo que yo he creado en mí mismo por no ser capaz de amar a todo el mundo.
Así que ésa es mi experiencia con lo que genera la bodhichitta. En primer lugar, ese amor supremo, algo muy difícil de generar. Y en segundo lugar, para mí la bodhichitta es la manifestación de la compasión. De nuevo, no es esa compasión de sentir pena por alguien que está en la calle, o por alguien que está enfermo, o por alguien que está en una situación desventajosa. Esta compasión es profunda en sí misma. En mi caso, he generado la práctica de verme a mí mismo en todos y cada uno de vosotros. Ésa es la compasión suprema: verte a ti mismo en cada una de las personas que te encuentras.
Es como lo he explicado antes: todos somos hilos de la misma thangka. Eso quiere decir que, si en la parte de abajo de esa thangka hay un agujero, si tú estás arriba, en la esquina derecha, tal vez te crees que ese agujero no te va a afectar: “¿Por qué me voy a preocupar yo de los hilos de ahí abajo, si eso no tiene nada que ver conmigo?”. De lo que no te das cuenta es de que la barra de abajo y toda esa parte plateada que sostiene la thangka en su lugar va a estar provocando un desgarro hasta que ese agujero llegue a ti.
Eso es la compasión suprema: verte a ti mismo o a ti misma en todas las personas y darte cuenta de que, si haces daño a alguien, al final te estás dañando a ti mismo, y si haces algo positivo por alguien te lo estás haciendo a ti mismo. Para mí, ahí es donde surge la paramita de la generosidad, mediante el cultivo de esa compasión suprema y de ese amor supremo, que se manifiestan a través de la generosidad de cuerpo, palabra y mente.
Veros y conoceros a cada uno de vosotros significa dar un trozo, una parte de mi corazón a cada una de las personas con las que me encuentro. Es estar ahí en tu momento cuando necesitas a alguien. A través de ese amor supremo y esa compasión suprema, que son tan difíciles de generar (necesitamos por lo menos hacer la aspiración de generarlos), podemos materializar esa generosidad que se expresa de tantas maneras diferentes.
Al final, es estar ahí cuando una persona está en una situación de necesidad: si alguien está enfermo, llevarle un bol de sopa; si alguien está hambriento, compartir tu comida; si alguien se siente solo, ir y acompañarlo. Estar ahí para esa persona en sus momentos de necesidad y de miedo. Todos tenemos miedo de una cosa o de otra, ya sea la soledad, el abandono, la muerte, el rechazo…
Así que tienes que estar presente. No puedes ayudar a todo el mundo, pero al menos puedes estar. Aunque solamente sea estar por un momento en la vida de esa persona, da igual: es comprender que ése es el papel que vas a jugar para estar con esa persona que te encuentras. Decir a esa persona: “tengo una deuda kármica contigo por la amabilidad que has tenido, y tengo que devolvértela: déjame acompañarte, déjame hacer esto contigo”. Da igual que sea un desconocido, que sea una persona de una religión diferente o de un país diferente, da igual: todos tenemos deudas kármicas con todos. Es poner esto en práctica. Ésta es la generosidad de entregarte. No solamente entregarte en el sentido del Dharma, sino entregarte a todos los seres.
También para las personas que sois practicantes vajrayana, otra manera de practicar la generosidad es reuniros, hacer estas reuniones colectivas en tsogs, porque así también estás pagando la deuda kármica, no solamente a las personas con las que estás o te encuentras, sino a todos los seres de todas las diferentes esferas.
Así es cómo lo veo, cómo lo he experimentado y cómo lo entiendo. En cuanto a esta primera parte, si lo que te digo te sirve de ayuda, pues por lo menos generar la aspiración de poder tener este amor supremo, esta compasión suprema hacia todos los seres. Primero comienza con tu familia y tus amigos, y luego ya vas incluyendo a todos los seres.
Como esta charla es tan larga (normalmente yo no hablo más de media hora), quizá voy a abrir un espacio para preguntas, si os parece bien, porque puede ser mejor. Además, los puntos que quedan para explicar son bastante breves y, sinceramente, yo no estoy todos los días mirando las paramitas, diciendo “tengo que hacer esto, tengo que hacer eso”. No me obsesiono. De hecho, cuando Lama Yeshe me dijo “por favor, ¿puede hablar sobre las seis paramitas?”, tuve que empezar a mirármelo. Pero al mirar las paramitas más a fondo, me he dado cuenta de que si tú, sea lo que sea que hagas, lo haces desde la bondad amorosa, lo haces desde la bodhichitta, lo que hagas encaja muy bien dentro de las paramitas.
[Pausa.]
Lama Yeshe me ha dado instrucciones de que salude a todas las personas que están online, así que ¡hola! ¡Hola a todas las personas que están conectadas online! Tashi delek, bienvenidos, porque me han dicho que, si no saludo, luego no hay comida. [Risas.]
Otra cosa que tengo que confesaros: hace cinco años yo no era una persona habladora. Era una persona muy introvertida que me lo guardaba todo para mí. Como mucho me podían sacar cuatro o cinco palabras, así que no sé qué me ha pasado ahora, que no puedo parar de hablar.
El resto de los puntos que vamos a ver van a ser breves. Como ya he dicho antes, me gustaría más bien explicarlos desde mi experiencia. Prefiero eso a simplemente leerlos y luego explicarlos, porque para mí eso no tiene sentido.
Ahora llegamos a la perfección de la moralidad, la autodisciplina o los preceptos. Desde mi propia experiencia, nos apegamos mucho cuando hablamos de preceptos. Por lo menos para mí (me imagino que para muchos), cuando empecé a estudiar budismo me quedé muy apegado a los preceptos. Pensaba: “ésta es la ley universal, así es como me debería comportar”.
Pero tenemos que entender que no hay una autoridad por encima de nosotros que nos diga “estos son los preceptos”, “así te tienes que comportar” o “ésta es la ley”. Una vez más, eso se tiene que ver como un consejo que te apunta el camino o te muestra las direcciones del camino. Son como puntos de referencia que te indican el camino en el Dharma o en la tradición que estés siguiendo.
El hecho de recibir un consejo de maestros de sabiduría, de tus Lamas o de personas de confianza sobre cómo vivir tu vida o sobre cómo llevar mejor tu vida, para mí, también es la segunda perfección o paramita.
Por lo que yo he visto, para la mayor parte de los practicantes la segunda perfección puede convertirse en un obstáculo, porque cuando no seguimos el precepto tal y como se ha prescrito, tenemos un sentimiento de culpabilidad. Nunca deberíamos tener sentimientos de culpabilidad. Todos somos seres humanos. Yo mismo rompo muchos preceptos. Tenemos que entender que en este camino vamos a ir rompiendo cantidad de preceptos solamente con respirar.
Creo que tenemos que darnos cuenta de que, por muchos preceptos que podamos romper, lo que sí necesitamos tener es la motivación para remediar las acciones que hemos cometido o los preceptos que hemos roto. Podemos hacer algún tipo de oración confesional o el mantra de Vajrasattva una vez por la noche antes de ir a dormir. Esto ayuda a reparar las acciones que hayamos llevado a cabo. De esta forma, el tema de los preceptos no se convierte en una obsesión y un obstáculo.
A veces en el Dharma hay personas que utilizan la segunda perfección para crear miedo en ti, diciendo que, si no cumples este precepto, vas a ir a este infierno y, si no cumples este otro precepto, vas a ir a este otro infierno. Esto al final se utiliza como para meter miedo. Pero para mí, si practicamos por miedo, eso no es una práctica. Practiques lo practiques, tienes que practicar por devoción, tiene que salir de la devoción.
Y es que a veces esta segunda perfección se confunde y se utiliza mal por parte de muchas personas. Por eso quiero que seáis conscientes.
A mí una vez me dijeron: “Éstas son tus acciones, esto es lo que has hecho, y por eso vas a ir a una de estas dimensiones infernales”. Yo le dije: “Está bien, allí nos encontraremos”.
Dentro de mi comprensión del Dharma, creo que es importante entender que nada es permanente, y el infierno tampoco lo es. Así que no hay nada que temer.
Todo lo que hagas en el camino del Dharma, no lo hagas por miedo, porque todo lo que se hace por miedo tiene la motivación equivocada.
Tengo una pregunta para las personas que habéis completado el ngöndro, que habéis hecho las 100.000 postraciones, las 600.000 acumulaciones, las personas que habéis hecho retiros de tres años, de seis años, de siete años. Y esto no es para desmerecer a nadie, simplemente lo digo para ayudaros a daros cuenta de lo que estoy realmente diciendo. Mi pregunta honesta es: ¿Cuántas postraciones has hecho con devoción? No sé: ¿10, 20? Después de eso, es una lucha. Si no hago esto, me va a pasar aquello. Si no lo termino, mi Lama va a estar decepcionado o mis hermanos y hermanas vajra van a criticarme.
A mi parecer, las primeras 3, 10, 12, 20 postraciones, o las primeras 30, incluso las tres primeras acumulaciones del primer día, del segundo día, del tercer día de retiro… para mí, si lo has hecho con devoción y con compromiso, ésa es la motivación, y si las has hecho con la motivación de beneficiar a todos los seres, ésa es la práctica más bonita y más profunda que se puede hacer, desde mi punto de vista.
Todo el resto, aunque sea beneficioso para la purificación del karma, aunque suponga una cantidad inconcebible de bendiciones que vayas a recibir seas consciente o no, para mí no es lo importante.
Por eso, para mí, en cuanto a esta segunda perfección, incluso los preceptos que leas, no los asumas como un punto de vista único. Son orientaciones.
¿Cómo te ayudan estas guías u orientaciones? Siendo budista, cuando afrontes determinadas situaciones, estas orientaciones van a marcar tu manera de reaccionar ante la situación. Para poner un ejemplo: imagínate que hay una persona que te pone de los nervios o que te irrita muchísimo, hasta el punto de que realmente pierdes las formas, pierdes los nervios. Estos preceptos, estas orientaciones de no causar daño, te van a ayudar a disminuir tu ira. Por lo tanto, esta segunda perfección te va a ayudar a reaccionar desde la perspectiva del Dharma.
En cuanto a la tercera perfección, la de la paciencia, yo no me siento cualificado para hablar de ella, porque soy la persona menos paciente de este mundo. Vivo en Nueva York y lo quiero todo así: rápido, rápido.
Pero aquí no hablamos solamente de paciencia: hablamos de soportar, de resistir. Porque ya sabéis que la vida está llena de obstáculos y, si no cultivamos la paciencia, no seremos capaces de superar ninguno.
Incluso la práctica del Dharma en sí misma requiere que practiques esta tercera paramita. Porque nada es fácil, ni siquiera la práctica. Yo a veces tampoco quiero sentarme para dar una charla de cuatro, cinco o seis horas, pero sé que tengo que cultivar la paciencia, estar sentado y pasar por todos estos momentos, porque sé que esto va a ayudar a las personas que asisten. Sé que va a ayudar a todos los seres de todas las esferas, así que cultivo la paciencia y lo hago, aunque a veces me duele un montón el trasero cuando me siento en ese tipo de tronos. Duele mucho.
No solamente desde el punto de vista del Dharma: en nuestras relaciones del día a día con nuestra familia, amigos, con la sociedad, con todo lo que la vida nos pone delante, cultivar la paciencia es muy importante.
Cultivar la paciencia también significa aceptar la verdad tal y como es.
De hecho, las personas más difíciles con las que tratamos suelen ser miembros de la familia. Nadie te saca de quicio tanto como las personas de tu familia. Lo sabes, esto es una verdad universal. Pero claro, ¿cómo lidiamos con esto si tenemos que llegar a algún tipo de armonía? ¿Cuál es la respuesta? La respuesta es hacerlo con paciencia y entendimiento.
Siendo yo una persona impaciente, trabajo mucho para cultivar esta tercera paramita.
Por eso se habla del cultivo de las seis perfecciones. Las estamos cultivando. No quiere decir que seamos perfectos, quiere decir que tenemos que cultivar estas seis perfecciones hasta el día antes de nuestra muerte, porque en el Dharma, como en la vida, no se trata de perfección, sino de intentarlo, de tener la aspiración. Tiene que ver con no rendirte al cultivar estas seis perfecciones.
Ahora llegamos al esfuerzo, la cuarta perfección. Creo que esto no tengo ni que explicarlo, porque tengo la sensación de que todas las personas que estáis aquí ya sabéis que en todo en la vida, incluyendo el Dharma, incluyendo la práctica, si no hay esfuerzo, no hay resultado.
La paramita del esfuerzo nos ayuda a darnos cuenta de que, desde el punto de vista del Dharma, sin esfuerzo no va a haber despertar, ni realización, ni comprensión.
Esta cuarta perfección es muy importante para mí, porque además nos ayuda a esforzarnos para poder comprender quiénes somos. Cuando somos capaces de entender, al menos hasta cierto punto, quiénes somos, entonces podemos irradiar genuinamente el Dharma y el amor hacia los demás.
Este tipo de energía es indispensable en el camino del Dharma. De hecho, desde el punto de vista del Dharma, todo el esfuerzo que hagamos para llevar a cabo nuestra práctica y para saber quiénes somos, y todo el esfuerzo que apliquemos en la vida, todo lo hacemos para el beneficio de todos los seres.
Pero creo que este esfuerzo se comprende mal. No quiero decir que se utilice mal, pero sí creo que se comprende mal, porque incluso en el Dharma, en la sangha de todas partes del mundo, el 90% de las veces los esfuerzos que hacemos como individuos son para nosotros. Hacemos el esfuerzo de rezar para que el negocio vaya mejor o para eliminar un obstáculo nuestro. Desde mi punto de vista, creo que esto está bien: es normal, somos seres humanos, somos egoístas. Pero también necesitamos cultivar el esfuerzo genuino de practicar con la motivación que surge de ver que no solamente sufres tú, sino que también sufren los demás.
Todos los tsogs y las demás ceremonias religiosas terminan con una oración final de dedicación para todos aquellos seres que están sufriendo. Expresamos que cualquier mérito que hayamos acumulado sea para el beneficio de todos los seres. Así que, cuando te reúnes para hacer un tsog o cualquier otra ceremonia o celebración, haz el esfuerzo de no hablar mal de otra persona durante todo un día. Después de un día, critica lo que te dé la gana. Eso es hacer un esfuerzo.
Eso es lo que tenemos que entender. Estamos haciendo un esfuerzo para mejorarnos como seres humanos. Un esfuerzo para, como seres humanos, entender la profundidad del Dharma. Hacemos un esfuerzo como seres humanos para que, con la intención de la bodhichitta, podamos entender el sufrimiento de los demás. Eso es lo que significa para un practicante de Dharma hacer un esfuerzo: el hecho de transformarte a ti mismo para irradiar esa transformación a todas aquellas personas con las que te encuentras.
Aquí no estamos haciendo un esfuerzo reuniéndonos para transformar a otra persona. Esto causa muchísimo conflicto, porque ponemos todo el esfuerzo en la transformación de los demás. Y cuando esa expectativa de transformación no se cumple, entonces surge todo el problema y el conflicto.
Así que, cuando asistas a cualquier iniciación o a cualquier tsog o a cualquier centro budista, tú estás yendo allí para hacer un esfuerzo para transformarte a ti. No vas a transformar a otra persona.
Y allí, cuando ves o encuentras a personas difíciles en ese tipo de entornos, ésa es tu oportunidad para hacer el esfuerzo de materializar ese Dharma que tú practicas, para hacer el esfuerzo de ponerlo en práctica. Las personas difíciles o las situaciones difíciles que enfrentamos nos dan la oportunidad de cultivar esta cuarta perfección, de hacer un esfuerzo para ser un buen practicante de Dharma. Es importante entender esto.
No solamente aquí en España: en todos los centros a los que ha asistido hay conflictos, no hay ningún centro que se libre de eso. Pero tienes que entender que ir a los centros es para tu propio beneficio. Es muy importante que entiendas que la perfección del esfuerzo es lo que tienes que practicar cuando vayas a los centros. Esta cuarta perfección te da la oportunidad de verdad de practicar el Dharma.
A veces la gente se me acerca y me dice: “Yo no quiero ir a este centro porque hay esta persona que me ha tratado mal, o porque ha pasado tal cosa”. Pero, de hecho, ése es el tipo de entorno donde puedes medir cómo va tu práctica. No se trata de esperar que aparezcan arco iris y milagros y señales, sino que se trata de verdad de reflexionar sinceramente sobre cuánto progreso has hecho.
Llegamos ahora a la quinta y la sexta perfecciones: meditación y sabiduría. Según mi experiencia, están unidas. De nuevo, tengo que ser absolutamente honesto con todos vosotros: yo no medito en el sentido tradicional. Yo no me siento a hacer samadhi o vipassana o cualquiera de estas meditaciones trascendentales, así que no me hagáis preguntas sobre eso.
Para mí la meditación es cada día, cada momento. Eso es la meditación para mí. Incluso estar aquí sentado hoy y darme cuenta de que este momento ya es pasado. Para mí eso es meditación. Estar aquí sentado y pensar que a lo mejor a algunos de vosotros no os voy a volver a ver en mi vida, es meditación para mí.
Para mí la meditación es estar en el momento, teniendo la consciencia del momento, incluso cuando me siento y me pongo a ver una película que no me gusta en absoluto. Yo no sé por qué tengo este hábito de terminarla, aunque no esté disfrutando, pero soy capaz de estar ahí sentado durante tres horas de tortura. Luego me arrepiento de haber perdido tres horas de mi vida. Pues para mí eso es meditación, porque me doy cuenta. Tengo la suerte de tener la capacidad de odiar esta película, de que no me guste esta película. Hay muchas personas en este mundo que no van a tener o no tienen esa oportunidad. Estoy sentado en un sillón confortable, tengo aire acondicionado. Tengo personas a las que quiero que están viendo esa película horrorosa conmigo, aunque no entienda cómo la pueden disfrutar. Pero ese aprecio para mí es meditación.
Cuando visito a personas que están enfermas o están muriendo, para mí eso es meditación. Porque los ves, te das cuenta de lo importante que es poder tener a alguien de quien depender cuando te estás muriendo. Esto aumenta mi devoción y confianza en mi práctica, en el Dharma, y ésta es mi meditación.
También cuando tengo que tratar con personas difíciles. Por supuesto, dada la oportunidad, me encantaría matarlos. Pero sé que incluso ellos están sufriendo y que también ellos un día se verán separados de todo aquello que aman. Entonces no reacciono con ira. Ese no reaccionar con ira y entender lo que estoy intentando cultivar, para mí, es meditación.
Y la sabiduría está unida a todas estas experiencias, al menos para mí. No estoy hablando de la sabiduría según los sutras: entender lo que es la vacuidad. Si entiendes lo que es la vacuidad, se supone que eso es sabiduría. Para mí la sabiduría es la consciencia de lo que está pasando en ese momento de meditación. Puede ser que ésta sea mi manera de explicar las cosas. No digo que sea la manera del Dharma o cómo se expresa la sabiduría dentro de los libros, pero, por lo menos en mi experiencia, ésta es mi manera de entender la sabiduría. Y encuentro esta consciencia y está sabiduría en todas las situaciones que afronto, incluso aunque sean situaciones difíciles.
En mi experiencia, cuando una persona me critica, también encuentro sabiduría. Uno puede ser crítico y realmente sentirlo, creerlo. Eso es una cosa. Pero hacer un ataque personal es otra cosa completamente diferente. Sin embargo, incluso ahí encuentro sabiduría, porque eso me duele, me hace daño. Os lo estoy explicando por si os sirve. En ese momento, a mí me hace daño. Además, junto con ese daño surge un montón de ira y aversión. Pero entonces, aprendiendo de esta experiencia, veo el dolor desde el que surgen tanta ira y tanta aversión. Viendo todo eso que me pasa a mí, hago el compromiso de nunca causar un daño igual a ninguna persona.
Así que, incluso dentro de esa experiencia negativa, se da una transformación. Se puede utilizar esta experiencia negativa y, con suerte, transformarla en sabiduría. Lo más bonito sobre nuestro Dharma vajrayana es que nunca tiene que ver con la destrucción, sino con la transformación. Tener sabiduría es entender eso. Todo tiene que ver con la transformación.
Siento y me disculpo si lo que estoy diciendo contradice algo que hayáis escuchado de vuestros maestros. Descarta lo que yo diga y quédate con lo que digan tus maestros.
En el mismo sentido, en cuanto a las afecciones negativas que tenemos, creo que como budistas es una actitud errónea decir: “Quiero someter esto o controlar aquello, quiero destruir esta emoción”. Creo que eso es contraproducente, que tienes que dejar que esas emociones surjan. Entonces eres capaz de trabajar con esas emociones. Eres capaz de abrazarlas, de entenderlas, de abrazarlas con amor y compasión. Puedes dejar que sean. Te entrenas para no reaccionar ante eso. Pero si sigues intentando someter esas emociones, diciendo “soy budista y yo no tengo ira”, “soy budista y yo no tengo celos”, nunca vas a ser capaz de trabajar con algo que estás negando.
Cuando miras el espejo, la verdad tiene que reflejarse. Esto es muy importante en tu camino budista. La verdad sobre ti mismo, sobre quién eres, se tiene que reflejar de vuelta. Porque, si no hay una verdad que se refleje, ahí estás en negación, estás en ignorancia y no vas a ser capaz de trabajar con tus emociones negativas.
Las últimas dos paramitas, meditación y sabiduría, están ahí para ayudarte a liberarte de las emociones negativas, y liberarte de las emociones negativas no es ni suprimirlas ni negarlas, sino confrontarlas.
Hay muchas, muchas explicaciones sobre lo que es la meditación, pero para mí la meditación es no reaccionar ante esas emociones negativas, sino más bien transformarlas en sabiduría.
Aunque sé que todavía me quedan un par de horas por la tarde, mi experiencia sobre las seis perfecciones es lo que os he explicado. Así las entiendo. Ésta es mi experiencia (no voy a decir mi “opinión”) honesta de lo que son. Todo lo que os he dicho aquí hoy es lo que yo aplico y utilizo en mi vida diaria. No he dicho nada que no haya experimentado, que no haya practicado o que no haya cultivado yo mismo.
Creo que para mí, como Rinpoche, es muy importante ser lo más honesto posible, para que vosotros sepáis cuáles son mis limitaciones. A veces, cuando uno se sienta en el trono, es admirado, pero la verdad de todo este asunto es que lo que realmente estás buscando es tu propia naturaleza búdica. Estás buscando tu propio reflejo. Eso es lo que tú eres. Igual que cuando yo me siento en un trono y os miro a todos vosotros, veo mi reflejo.
Y con todo lo honesto que intento ser con las personas, cuando hablamos acerca de mi peso, por ejemplo, no soy honesto. Ahí no pienso ser honesto. Siempre me quito como 10 kg.
Mi consejo de corazón y más sincero para todos vosotros es daros cuenta de lo corta que es esta vida. Incluso ahora, mientras estoy hablando, daros cuenta de que esto ya es pasado. Darnos cuenta de que cada vez que respiramos nos acercamos más a la muerte.
Así que haz todo lo que puedas para querer a los demás. Encuentra momentos en los que puedas ser feliz y celebrar la vida, porque tampoco se trata de ser siempre un practicante del Dharma o un budista las 24 horas al día.
No te pierdas en el budismo, no intentes ser un buen budista. Lo más importante es ser un buen ser humano. A veces en nuestro celo por convertirnos en buenos budistas, hacemos daño a los demás. Porque honestamente, contadme: ¿cuál es la definición de un buen budista? Si os pregunto eso, cada uno me dará una respuesta diferente. Así que no intentes ser un buen budista. Esto es muy importante. Aprende a perdonar.
Si te peleas o tienes discusiones, aprende a dejarlas atrás. Y, si te peleas, pues bueno: te peleas hoy, perdonas, haces una paella y luego al día siguiente te vuelves a pelear y discutir, luego haces una paella y te perdonas y ya está.
Incluso aunque te pelees con tu familia, con tus amigos, date cuenta de la suerte que tienes de tener a alguien a quien quieres con quien pelearte. Porque yo ahora, por ejemplo, aunque me gustaría poder discutir con mi padre o mi hermana, ya no tengo esa oportunidad.
Lo que deseo para ti, si sigues este camino budista u otro camino que hayas decidido, es que te des cuenta de que en la vida se trata de tener estas pequeñas, pequeñas, pequeñas realizaciones. Tener estas pequeñas realizaciones te abre el corazón al agradecimiento y, cuando tu corazón está abierto a la gratitud, eres capaz de amar. Y cuando amas estás dentro de las seis perfecciones.
Pero no sigas mi ejemplo. No digas: “No voy a estudiar las seis perfecciones porque Rinpoche no ha estudiado las seis perfecciones”. No estoy diciendo eso, no vayas a tus maestros a decirles: “Yo no pienso estudiar las seis perfecciones porque Rinpoche dice que no hay que estudiar las seis perfecciones”. No es eso.
Espero que podáis entender que, para mí, no se trata ni del Dharma ni de las enseñanzas, ni de cuántas iniciaciones has recibido, sino que de lo que se trata realmente es de tu experiencia, de cómo tú te relacionas con tu experiencia y cómo te transforma.
Al final, lo más difícil de la práctica del Dharma no son ni los retiros, ni las acumulaciones, ni los bumtsogs, ni las ceremonias de tres días o de siete días. La cosa más difícil es ser capaz de cultivar amor en tu corazón hacia todo el mundo. Eso es lo más difícil, y no seremos capaces de hacerlo. Por eso debemos tener la aspiración de cultivar el corazón abierto, porque es el objetivo del Dharma. Creo que, si no entiendes eso, no entiendes el Dharma.
En esencia, lo más fácil es lo más difícil, y ésa es la base. Todo lo demás se construye sobre eso. Así que siempre presta atención y contempla y cultiva eso en tu corazón. Mientras seas consciente de eso, todas las prácticas que hagas tendrán mucho más significado y tendrán una cantidad inmensa, inmensa de bendiciones. Por eso a veces digo que, aunque te vayas a un retiro de seis o diez años, si no has prestado atención a tu corazón, ¿qué resultados esperas? Ninguno.
Si os parece. Por la tarde abrimos el espacio para preguntas. Pero no me hagáis preguntas eruditas, ya os lo digo. Me voy a enfadar mucho.
Si tienes alguna pregunta, piénsala. Puede ser sobre cualquier tema. Incluso sobre cómo cocinar o sobre movimientos de baile. Os explicaré todo. Muchísimas gracias por escucharme.
[Pausa.]
He pensado que quizá la sesión de la tarde la podíamos abrir a preguntas, porque durante la mañana ya lo hemos hablado todo. Hemos hablado suficiente, así que podéis hacer si queréis cualquier pregunta e incluso si es una pregunta personal sobre mí, no pasa nada, no dudéis, podéis hacerla.
¿Nos puede hablar sobre los cinco venenos?
Realmente me concentraría más en las emociones aflictivas, en los tres venenos, que son los que más nos afectan. Pero como he mencionado antes y por mi propia experiencia, no se trata de someterlos ni destruirlos.
Con los tres venenos me refiero a la ira, los celos y la avaricia, incluso la aversión, cualquier emoción o afección negativa que surja. Por ejemplo, si alguien te hace enfadar, en vez de decir “soy budista, no me voy a enfadar”, enfádate por un momento, por un día, pero no hagas que eso siga ahí durante tres días, cinco días, un mes, un año. Aprende a transformarlo en sabiduría.
Si alguien te da un bofetón y te enfadas, es natural porque es naturaleza humana, no es que sea tu naturaleza innata, pero sí es naturalmente humano el hecho de enfadarse. Lo que nos pasa es que nosotros, seres humanos (y yo me incluyo aquí), no hemos entendido realmente nuestra mente, de modo que aquello se queda dando vueltas en nuestros pensamientos una y otra vez. Solamente el hecho de que sigamos pensando en eso le da muchísimo poder a ese pensamiento. Así que pasamos de recibir un bofetón a seguir dándonos bofetones a nosotros mismos. Pero culpamos a la otra persona. Sin embargo, eres tú quien te estás dando una bofetada otro día y otro día más y otro día más, y pasa un mes y te sigues dando una bofetada, y así vamos creando un ciclo donde quedamos atrapados de manera interminable dentro del sufrimiento que nos causamos a nosotros mismos.
Como budista, yo no estoy diciendo que soy un felpudo. No: tú me das una torta y yo te voy a dar otra, pero el mío será un bofetón compasivo. Ésa es la clave: tenemos que defendernos a nosotros mismos, porque nosotros merecemos la misma felicidad que merece la otra persona. Y también nos merecemos protegernos a nosotros mismos.
Es el pensamiento y el aferrarnos a esa experiencia lo que realmente nos genera ese daño, y el daño nos lo generamos nosotros mismos.
Que seamos budistas no quiere decir que no podamos reaccionar con ira o con miedo, o que no podamos defendernos. Creo que todo el mundo debería. Pero como budistas tenemos la responsabilidad de reflexionar sobre nuestra propia acción. Ahí es donde está la diferencia: cuando empezamos a analizar quién se está dañando con estos pensamientos y cómo somos nosotros quienes nos generamos daño a nosotros mismos. La causa más raíz de nuestro sufrimiento es el hecho de no saber gestionar las emociones que surgen en nuestra mente.
Es como cuando vemos a otra persona que tiene un zen más bonito que el nuestro y sentimos celos, pero empezamos a criticarla: “qué mal aspecto tienes”, “qué mal te queda”, cuando realmente es una crítica por celos. Es la naturaleza humana tener celos. Pero como budista tienes la responsabilidad de reflexionar sobre lo que has hecho, para tu propio bienestar. Entonces, cuando reflexionas sobre lo que has hecho y eres de verdad honesto y auténtico sobre tus emociones o sobre lo que causa tus acciones, eres capaz de purificarlo y recibir información, conocimiento sobre ti, y es entonces cuando puedes recibir la sabiduría de esa experiencia.
Si tú eres auténtico, vas a decir: “Lo que he hecho está mal, mañana hago el compromiso de no volver a hacerlo, de no repetir esta acción”. Y cuando lo haces de verdad, estás literalmente y profundamente cambiándote a ti mismo poquito a poco, cada vez un poco más.
En Nueva York tengo a ocho asistentes, digamos, ocho personas que me asisten. Yo me peleo con ellos. A lo mejor a veces ni siquiera les hablo durante tres días, y a veces no me hablan ellos a mí. Pero lo acepto, no rechazo esa experiencia, porque todos necesitamos aprender sobre nosotros mismos, más que sobre los demás. De esa forma podemos crecer y somos capaces de llegar a una conclusión sobre un conflicto que hayamos tenido. Por eso necesitamos reflexionar sobre nuestros propios venenos, que tenemos dentro de nuestra corriente mental. ¿Eres un hombre muy iracundo? ¿Sí? ¿No? ¿Un poquito?
Realmente no creo que esto sea una cosa exclusivamente budista. Creo que todo ser humano tiene que trabajar con sus emociones aflictivas, que son las que nos aprisionan, pero culpamos a todo el mundo porque no nos damos cuenta de que realmente son nuestros propios pensamientos los que crean la prisión en la que estamos. Una vez que somos capaces de darnos cuenta de eso, ahí es cuando hemos empezado a activar nuestra propia libertad. De vez en cuando vamos a volver a la cárcel, pero podemos trabajar para poder salir. Desde mi propia experiencia, lo llamo “aprisionado en mi propia mente”.
De lo que no nos damos cuenta es de que la puerta no está cerrada. La puerta está abierta, lo que pasa es que no hacemos el esfuerzo de irnos.
Mi nombre es Agustín. Quería dar gracias a la organización por haber traído a S.S. Dungse Namgay Dawa Rinpoché a Lleida y por la oportunidad de poder seguir estas enseñanzas online. He sentido una conexión brutal con él. No sé si en diferentes kalpas o eones nos hemos encontrado, como él decía.
La pregunta es siguiendo a Chögyam Trungpa Rinpoche. Él habla de diez bhumis y las diez correspondientes paramitas. Entonces, no sé si he sufrido un despiste, o dónde están las otras cuatro paramitas: el conocimiento, los medios hábiles, la aspiración o visión y el poder. Gracias.
Como he comentado esta mañana, no me siento muy cualificado para hablar sobre ellas. Es cierto, hay las diez paramitas y es cierto que cuando se reciben enseñanzas, cuando estudiamos el Dharma, yo lo relaciono mucho con la experiencia y con mi propia experiencia. De hecho, cuando Lama Yeshe me dijo que hablara de las seis paramitas, me puse a mirar las seis paramitas porque no me las había mirado. Si no me he mirado las seis, tampoco me he mirado las diez paramitas.
En mi experiencia, creo que todo tiene que ver con la intención y con la aspiración. Y si uno trabaja con la aspiración de la bodhichitta, uno está dentro del marco de las seis y de las diez paramitas. La aspiración es muy importante, porque como practicantes todo lo que hacemos debe venir con la aspiración, puesto que no vamos a ser capaces de amar a todo el mundo, pero debemos tener la aspiración de hacerlo. No vamos a ser capaces de ser unos practicantes budistas perfectos. Ni siquiera el día antes de morirnos lo habremos conseguido, pero debemos tener la aspiración de practicar de esta manera.
La aspiración es un aspecto vital en nosotros y en nuestra práctica budista, porque sin ella, va a haber un montón de cosas que no vamos a poder alcanzar.
Agustín, esto no significa que vayamos a dejar las otras cuatro paramitas de lado ni mucho menos, pero si realmente observas lo que se ha hablado hoy, estas cuatro paramitas están dentro de lo que se ha comentado, todo está dentro.
Yo intenté acercarme al Dharma a través de un punto de vista intelectual, pero fue un poco confuso para mí, tal vez porque no tengo ese fundamento teórico del Dharma. Sin embargo, acercarme al Dharma a través de mi propia experiencia ha sido increíble y muy beneficioso. Creo que es bueno que nos acerquemos al Dharma desde nuestra propia experiencia. No digo que no te acerques al Dharma desde un punto de vista intelectual. Si eso te beneficia o te ayuda a comprender, creo que está muy bien. Pero por lo que he visto, cuanto más te acercas al Dharma desde un punto de vista intelectual, más puedes sentirte confundido. A mí me ha pasado. El Dharma es tan vasto… Incluso en nuestro propio linaje, creo que ni siquiera antes de morir habré sido capaz de cubrir ni un 3% de todas las escrituras.
Mi práctica de Dharma es muy sencilla. Mi última respiración, la quiero hacer con la convicción de que realmente voy a hacer la transición con confianza en lo que he practicado, con confianza en mi maestro raíz y con la confianza de que no me voy a ir con miedo o con duda.
Con el poco estudio que he hecho sobre los linajes (tampoco es eso, claro que estudio y leo, he exagerado: sí que leo), por lo que he visto y he estudiado de los diferentes linajes, no estamos de acuerdo en ciertos puntos: hay distintos métodos, unos dicen “éste es el camino”, los otros “no: éste es el camino”. Para mí, esto es confuso.
Pero he llegado a la comprensión (y esto es una verdad honesta) de que la verdad no pertenece a ningún linaje, ni al mío. Es la experiencia personal de cada uno. Ya lo he dicho antes, y voy a volver a decirlo. Si tú vienes con una botella de salsa picante, que es la representación de la verdad, y la pones delante y me preguntas: “¿Rinpoche, es esto picante?”. Yo diré: “No, no te preocupes, toma un poco. Venga, tómatelo todo, no va a pasar nada”. Pero tienes dudas y piensas: “A lo mejor no me está diciendo la verdad, voy a buscar una segunda opinión”. Entonces llevas esta verdad delante de Lama Yeshe y le preguntas: “Según tu sabiduría y experiencia, ¿si me tomo esto, me voy a morir?”. Ella dirá: “Sí”. Entre los dos, ¿quién te está diciendo la verdad y quién miente? Ninguno, porque los dos hablamos desde nuestra propia experiencia.
Por eso digo que he llegado a la conclusión de que no hay contradicción en el Dharma, porque todos hablamos desde nuestra propia experiencia. Tú tendrás tu propia experiencia. Ésa es la belleza del Dharma.
Lo más más importante es que no te pierdas en el Dharma. No importa en qué linaje estés. Da igual si practicas Dudjom Tersar, Sakya, Kagyu, Guelugpa: no te pierdas.
La verdad de todo este asunto es que, sea cual sea la práctica que estamos haciendo ahora, nos estamos preparando para la muerte. Incluso cuando hablamos de purificación o de hacer algo que te genere mérito, todo se hace para prepararte para la transición. Y si te olvidas de eso, te vas a perder.
A veces nos desviamos. Queremos tener éxito en un negocio o queremos este coche o esta casa, pero bueno, eso es naturaleza humana. Tenemos que darnos cuenta y entender que todo lo que estamos haciendo en relación con las prácticas es para prepararnos para el momento en el que muramos.
Así que personalmente mantengo una práctica simple, sencilla. Mi planteamiento es compartir lo que yo he experimentado de la manera más honesta y más auténtica posible. Creo que las personas que tengan una posición de poder o que tengan un nombre o que estén en un trono, le deben eso a todas las personas con las que se encuentran o se relacionan.
Hablando honestamente, a veces lo que veis y lo que mostramos no es más que un poco, y no sé, quizá algún Rinpoche o muchos Rinpoches estarán en desacuerdo conmigo, pero es que nosotros también tenemos nuestros propios miedos, nuestras propias caídas y nuestra naturaleza humana, y estamos trabajando para purificar nuestros propios venenos. Pero a veces, detrás del velo de los títulos o de los tronos y estas cosas, a lo mejor piensas que lo que estás viendo aquí es a una persona perfecta mirándote a ti, pero, honestamente, no es así. Como he dicho antes, vosotros veis vuestro propio reflejo y yo veo mi propio reflejo.
Desde mi punto de vista, puedo decir que yo también estoy en mi propia lucha, o yo tampoco soy perfecto, o también estoy trabajando para cultivar la bondad amorosa y no he alcanzado el nivel que creéis que he alcanzado. Yo también estoy trabajando para esto.
A veces sí pienso que a lo mejor me estáis mirando y tenéis ciertas expectativas de que yo esté libre de todas estas cosas, pero, si doy un reflejo falso de mí mismo hacia vosotros, entonces incluso yo mismo estoy cayendo más profundamente en la ignorancia y el engaño.
Por eso es mi esperanza y mi deseo más sincero que cualquier persona que tenga u ostenta un título o una posición realmente sea lo más auténtica posible y muestre la realidad más auténtica y más honesta, en lugar de disimular o pretender vivir bajo las expectativas de otros. Si somos capaces de hacerlo como personas que tenemos cierto poder o influencia en otros, muchos de los conflictos que tenemos en el mundo del Dharma budista no existirían. Así que para mí el mensaje es absolutamente claro: somos todos seres humanos.
Sobre todo, para todos vosotros que venís a recibir enseñanzas o iniciaciones, tenéis el libre albedrío de pensar. Habiendo nacido en esta esfera del ser humano, en la corriente de los seres humanos tenemos este don del razonamiento. Así que, si ves a un maestro o un profesor o profesora haciendo algo que es contradictorio con el Dharma, es tu responsabilidad preguntar por qué. Puedes decir que no lo entiendes o que no puedes captar realmente sus acciones, que para ti esto es contradictorio. Si el maestro o maestra o el profesor es realmente un ser de sabiduría, entonces él o ella podrá aclarar tus dudas.
Por eso siempre digo: ten cuidado con todo lo que oigas, incluso de tus maestros, porque a veces puede ser muy destructivo para ti como ser humano. A veces no todos los maestros o maestras están realmente ahí para tu bienestar o para cuidarte. Incluso a veces los maestros fracasan en su labor de cuidarte y amarte. No digo que fracasen en su deber de guiarte, porque ellos también necesitan guía, de modo que no se trata de guiar a nadie. No debes tener miedo, así que no dudes en pedir que te aclaren cualquier cosa con la que puedas tener un problema.
No sé si Rinpoche está de acuerdo en que todos nacemos con la herencia de una mochila kármica en positivo y en negativo.
Sí, nacemos con un karma residual. Es cierto. Como esta mochila es particular para cada uno, hay personas que necesitan, para tener una mente calmada, hacer más meditación, shiné o shamatha, que otras personas. Estoy totalmente de acuerdo con eso, y por eso digo: no me copies. Algunas personas necesitan acumulaciones, otras personas necesitan hacer retiros o méritos, y aunque a veces parece que yo estoy promoviendo que no hagas meditación, esto no es así ni mucho menos. Haz meditación y sobre todo, lo más importante: encuentra a un profesor capacitado que te guíe de la manera correcta y que pueda ayudarte en tu experiencia.
Quería hacer una pregunta con respecto al cuerpo físico. Quería saber qué importancia tiene y qué lugar ocupa el trabajo a nivel corporal. Tanto el cultivo del cuerpo como el hecho de dejarnos llevar o abandonarnos a los vicios, a lo que te pide el cuerpo en cualquier sentido.
Yo me he rendido a los vicios.
Yo esto se lo he dicho a muchísima gente y te lo voy a decir también a ti. Te des cuenta o no, tú eres tu propio universo y tu propia galaxia, porque miles de millones y millones y millones y millones de entidades dependen de ti. Cuando a veces la gente me dice que siente que no merece nada, que no se siente merecedora de nada, yo les digo que incluso poner un bocado de alimento en su boca es un acto de amabilidad suprema, siempre y cuando sean conscientes de los miles de millones de organismos que dependen de ellos.
Por eso siempre digo que tienes que ser cuidadoso y amarte a ti mismo, porque cuando te amas a ti mismo no solo te estás amando a ti mismo, sino también a todos los que tienes dentro de ti.
Cuando mañana recibas la iniciación de Tröma, que no sé si vas a estar, pero mañana, cuando hagamos la iniciación de Tröma, cada simple poro de tu cuerpo se va a ver como una entidad viva.
Solemos pensar “cuando yo muera”, “cuando nos muramos”, pero cuando te mueras no te vas a morir tú solo: cuando tú te mueras, todo en el universo entero también va a desaparecer. Tienes que darte cuenta de eso.
Mi cuerpo es un multiuniverso que se está reduciendo (30 kilos más pequeño), pero aun así multiuniverso.
Decimos que cuando te miras al espejo te ves a ti mismo, pero no es así: la realización es cuando te ves en el espejo y ves todo un universo, incluso las entidades celestiales.
Es una curiosidad genuina que tengo: yo no he conocido prácticamente a maestras mujeres de esta categoría en ninguna religión. Quería saber qué significa encarnarse como mujer, o si hay algún impedimento siendo mujer.
No voy a hablar de otros linajes porque no los conozco, pero en nuestro linaje el principio femenino es muy importante. Sin el principio femenino, no hay iluminación. En ausencia de la energía o principio femenino, no tiene sentido que yo esté aquí sentado hablando de nada, porque no va a haber realización, no va a haber iluminación.
El principio femenino y masculino están en unión y siempre juntos lado a lado, pero quizá las practicantes mujeres no están tan presentes o visibles. Por eso tenemos esa concepción errónea de que lo femenino es más bajo, pero eso no es así. Sin principio femenino, no tiene sentido el Dharma para nosotros.
Una de las razones principales por las que nuestro linaje florece y sobrevive es por la energía femenina, es debido a su amabilidad y a su sabiduría.
Hay más preguntas online. Xavier Pujades dice: “Rinpoche, ¿por qué se produce la rotura de un compromiso y cuál es la postura correcta sobre la traición? ¿Cuál es el enfoque correcto ante la traición?”
Este tipo de preguntas son un poco difíciles de responder en público, porque tengo que saber quién eres o desde qué contexto me estás preguntando. Tengo que conocerte como persona. ¿Estás hablando de la traición en la familia, de un amigo, de un maestro, de un alumno? Una forma de verlo es que, sientas los que sientas, un día la persona que te ha traicionado y tú mismo vais a morir. Así que piensa en esto: la poca vida que me quede, ¿merece la pena de verdad seguir aferrado a eso de que me han traicionado? ¿O merezco felicidad, igual que la persona que me ha traicionado?
Así que tienes que aprender a no aferrarte a este tipo de hechos, porque la verdad es que, si ya te han traicionado, lo que sea que esté pasando ahora está pasando solo en tu mente. Sí: sufrimos cuando nos traicionan y las consecuencias de lo que ha ocurrido crean mucho dolor en el corazón. Pero también debemos contemplar si merece la pena que esto sea la causa de nuestro sufrimiento o simplemente debemos dejarlo estar.
Como ya he dicho, si de verdad lo contemplas, aunque sientas que estás en una cárcel, la puerta no está cerrada. A veces salimos y luego nos volvemos a meter en la prisión. Para ti ¿qué merece más la pena, vivir en prisión o salir y estar libre? Lo creas o no, al final tú tienes la opción de escoger. Así que tienes que tomar esa decisión y tener el valor de decir: “Quiero salir”. A veces nos sentimos encadenados, pero realmente somos nosotros los que nos estamos encadenando.
¿Las palabrotas envenenan nuestra mente?
No, las palabrotas no envenenan la mente. ¿Quieres decir “joder”? Yo también lo digo. Lo que pasa es que, si cultivas el hábito de decir “joder, joder, joder” todo el tiempo, se convierte en un mantra y entonces, si un autobús va a atropellarte, lo primero que vas a decir es “joder”, y estarás jodido.
Pero si cultivas el hábito de decir, por lo menos, “Lama khyen no” [“Lama, piensa en mí”] o cualquier otro mantra corto, antes de que un bus te atropelle dirás “Lama khyen no”. Simplemente, no conviertas las palabrotas en tu mantra personal. Eso es todo. No envenenará tu mente. Eres más fuerte de lo que piensas. Siempre y cuando la palabra “joder” no tome raíz en tu corazón, di las palabras que te dé la gana. Yo las digo todo el rato, no en público, pero detrás de puertas cerradas las digo a mi equipo. “¡Que te jodan!”, “¡jódete!”.
Lo que vemos no define lo que somos por dentro. Es solo una forma de expresarse. A veces, incluso las palabrotas quieren decir algo bueno. Si ahora me dejas aquí un millón de euros, voy a decir “joder”. Es una cosa buena, ¿verdad?
Así que todo tiene que ver con la intención. No te preocupes, utiliza todas las palabrotas que te dé la gana, no van a envenenar tu mente.
Cristina pregunta si puede romper las paramitas el hecho disfrutar viendo películas o jugando a videojuegos con escenas que contengan violencia, aunque no sea real.
Me encantan las películas de asesinatos y crímenes. Si tú tienes fuerza, si eres potente internamente y el Dharma tiene raíz dentro de ti, los hechos externos no van a afectarte tanto. No te dejes consumir por el miedo, la preocupación y la culpa.
Si tienes ya el sentido de saber que lo que estás viendo es solo una película, no tienes de qué preocuparte. Pero si no puedes distinguir entre lo que es una película y la vida real, entonces sí tienes algo de lo que preocuparte. A mí me encantan las películas de terror, me encantan las pelis donde la gente se mata. Esto no me convierte en un asesino. No te preocupes: los factores externos y estas cosas mundanas no van a afectar tu práctica. Pero si la mente no está protegida, sí tienes que preocuparte. No te preocupes pensando en si una película de terror te va a afectar o no; preocúpate de cómo tratas a tu familia, a tus amigos. Eso sí te tiene que preocupar.
No sé quién es esa persona, pero quizás podemos ver películas de miedo juntos. Me encantan las películas de miedo.
Hola, una pregunta simple, ya que he visto que vamos a morir todos. ¿Qué prácticas tenemos que hacer sí o sí, para que el día de mañana, cuando muramos o estemos en el tránsito, podamos estar con un poquito de lucidez y saber hacia dónde vamos?
Es una pregunta muy importante. Primero voy a empezar diciendo que hables con tu maestro raíz, porque él sabrá qué es lo que deberías hacer. Pero si me preguntas a mí, sí te diría que hagas el ngöndro, pero como práctica diaria, no como acumulación. Porque es una práctica simple, pero contiene en ella todo lo que necesitamos como practicantes budistas: la bodhichitta, el refugio, la purificación, el guru yoga, el powa y la dedicación última. Y no te lleva ni minutos, si no haces la acumulación.
El ngöndro es una muy buena base para el resto de prácticas. Los practicantes Dudjom Tersar hacemos una distinción entre el ngöndro corto y el largo. El ngöndro corto está incluido en el largo, pero realmente a la hora de morir el ngöndro corto será beneficioso porque es simple. Cualquier práctica que sea simple es beneficiosa. No es necesario hacer una distinción entre las dos formas, porque la esencia es la misma.
Lo digo a todas las personas que están aquí o que pertenecen a una sangha, en la que decimos que somos hermanos y hermanas vajra: cuando alguien de nuestra sangha esté haciendo su transición o esté muriendo, es nuestra responsabilidad hacer todas las ceremonias en su nombre. De esto trata ser parte de una sangha.
Ayer estaba hablando de esto con algunas personas. En la cultura occidental, cuando una persona budista muere, la familia o los amigos no hacen ninguna de las ceremonias beneficiosas o necesarias para los budistas. Por eso debéis tener esta charla y este debate con la sangha, acerca de cómo os apoyaréis entre vosotros en el momento de la transición.
Así es cómo deberíamos ser. Independientemente del linaje al que pertenezcamos y, sobre todo, como hermanos y hermanas vajra, tendríamos que ayudar a las personas de otros linajes. Por eso en tu propia sangha necesitáis tener este debate sobre qué hacer cuando un miembro de la sangha muera, qué es lo que se puede hacer.
Desde mi punto de vista, no hay algo así como el peor o el mejor practicante. Para mí todo es la manifestación del Dharma. Para mí tú no eres un mal practicante, esto no existe.
Es ilusorio ¿no?
Pues si es ilusorio, dame tu dinero. Voy a utilizar tu ilusión para mi ilusión.
Ya que tenemos poco tiempo y se nos va con el Netflix o lo que sea, cuando tenemos poco tiempo nos decía Lama que podríamos hacer el guru yoga. Al final mi duda es si con el guru yoga simplemente conectamos aquí, en nuestra vida presente, o también nos servirá para conectar en aquella vida o en aquella dimensión que no somos capaces de canalizar. Si supuestamente hemos reencarnado y no me acuerdo ni de quién era en la otra vida y casi ni en ésta, en relación con la siguiente solo surgen dudas, ya no digamos miedos y demás.
Déjame que te explique esto, porque hay dos aspectos que necesitan explicaciones diferentes.
Incluso cuando estás jugando a un videojuego o viendo una película, no hay tal cosa como no estar practicando el Dharma, mientras seas capaz de apreciar y darte cuenta o sentirte agradecido de lo que estás haciendo. Hay muchísimas personas que no son capaces de hacerlo, porque no tienen ese privilegio, por ejemplo los enfermos terminales. Habiendo hecho ese pensamiento, eso es practicar el Dharma.
No sé en qué contexto estás, pero por ejemplo, si piensas que tu novia, tu mujer o tus hijos necesitan comer y te pones a cocinar o les preparas algo, incluso eso es practicar el Dharma, porque es la generación de la primera paramita. Nos demos cuenta o no, todo lo que hacemos es la expresión de nuestro Dharma.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el guru yoga es muy importante, porque muchas veces ponemos demasiado énfasis en el powa para el momento de la muerte. Por favor, no me malentendáis: no estoy diciendo que la práctica de powa no sea importante. Es importantísima y creo que todos deberíais formaros en ella. Pero para hacer el powa se necesitan muchas visualizaciones: las sílabas invertidas, luego juntas de diferentes colores y demás visualizaciones. Pero el hecho principal es que no sabemos cuándo vamos a morir y, sobre todo aquí en Occidente, incluso si te llevan al hospital, te van a enchufar medicamentos, o si vas caminando por Barcelona y te golpea un autobús o un coche y te quedan tres segundos de vida, no hay forma de que seas capaz de pensar en el powa.
Pero, en cambio, puedes hacer una forma muy simple de guru yoga. No me refiero a la práctica completa en la que te sientas a visualizar que la luz entra y se funde en tu corazón. No me refiero a eso: me refiero a una práctica de guru yoga muy sencilla en la que te levantas por la mañana y piensas en tu Lama, en tu maestro o en Rinpoche, y antes de comer simplemente le ofreces lo que estás comiendo y antes de dormir tienes ese pensamiento sobre tu maestro raíz. Me refiero a cultivar este pensamiento sobre tu maestro raíz, expresándolo a través de cuerpo, palabra y mente
Si cultivas el guru yoga, lo primero que va a surgir en la mente en esos tres segundos antes de que te atropelle ese coche será el nombre de tu maestro raíz. Por eso es muy importante hacer el guru yoga, aunque sea en esta forma tan sencilla que te he explicado.
Como he dicho antes, si estás todo el día repitiendo joder, joder, joder, joder, joder, joder, pues al final, antes de ser golpeado no serás capaz de hacer el powa, sino que definitivamente pensarás “joder”. Mejor reemplaza ese mantra con el nombre de tu maestro.
Estas prácticas no tienen por qué ser complicadas. Para aquellas personas que no queráis entrar en la profundidad del estudio de este tipo de prácticas budistas, es preferible que optéis por una forma más simple, pero ser consistentes y entregaros plenamente. Incluso podéis recitar cualquier mantra tres veces, pero hacedlo diariamente.
No os juzguéis diciendo “soy mal practicante”. Cuando practiques, no mires a otros como “ah, mira, está haciendo acumulaciones, yo debería hacerlo así o debería hacerlo asá, o debería ser como esa persona, estar más implicado, dedicarme más a la práctica”. No pienses así, porque de esta manera te estás preparando para la decepción.
A lo mejor hay personas que practican más que tú. A lo mejor practican más de lo que podrás practicar en siete vidas. Tampoco sabemos cómo es el corazón de esas personas, o sea que nunca te compares con nadie.
Si haces incluso las recitaciones más simples, tres recitaciones, hazlo con devoción, haz un esfuerzo para mantenerlo de manera consistente y, como siempre digo, va a haber muchísimo mérito, y muchísimas bendiciones van a verterse sobre ti. Siempre le digo a la gente: si te puedes tirar un pedo, tres mantras los puedes decir. Ésta es la actitud y la comprensión que hay que tener.
A mí me gustaría hacer una pregunta, más que nada una curiosidad. Como me cae muy bien, me gustaría conocerlo un poco más como persona. Ha explicado que empezó sobre los 40 años en el camino del Dharma, o al menos a tener responsabilidades. Me gustaría que me contara un poco cómo era su vida antes.
Yo estaba atascado en América, porque no tenia la green card. Eso significaba que, si me hubiera ido en ese momento a Bután, no hubiera visto a mi padre o a mi hermana durante 10 años. Pero, por otro lado, mi madre estaba en Bután, así que cada año nuevo era para mí como una montaña rusa emocional.
Después de que mi padre muriera, y mi hermana, seguía sin tener mi green card. En ese momento yo hubiera escogido levantarme y largarme para ir a ver a mi madre, pero tenía que decidir si debía quedarme y aceptar la responsabilidad de mi linaje. Tuve que hacer una elección muy difícil. Escogí el linaje y eso significaba que, si algo le pasaba a mi madre, no podría ir a verla.
¿Por qué te cuento esto? Déjame que vaya a la otra parte de esta historia. Cuando yo estaba en la mitad de mi cuarentena, me fui a Bután. Llevaba a mis asistentes conmigo. Me hubiera encantado poder decirles: “Mirad, bajo esa montaña hacía mi práctica del ngöndro, en esa ribera del río yo meditaba…”. Pero lo único que podía decir era: “Mirad, ahí me fui de fiesta, aquí también estuve de fiesta…”.
Yo llevaba una vida normal con mi hermana, que es mi maestra raíz. No sé si las personas que me conocen de antes saben que yo me dedicaba a las artes marciales. Hacía muay thai, pensando en convertirme en instructor, y también hacía otra arte marcial llamada krav maga. Yo tuve una infancia normal y muy feliz, gracias a la amabilidad de todos los miembros de mi familia. Tuve una adolescencia supernormal, salía de fiesta y bailaba, prácticamente una vida normal.
Ahora en mis 40 y tantos, puedes ver que ha cambiado, es así de simple, nada apasionante.
Hay una enseñanza de Guru Rinpoche que dice: “aunque mi visión es más elevada que el cielo, mi atención a las acciones y los resultados es más fina que la harina”. Me gustaría saber cuál es su consejo para aquellas personas que practican el camino vajrayana, sobre todo en relación con la iniciación de Tröma que va a dar mañana. ¿Cómo podemos evitar caer en ninguno de esos dos extremos? Porque estos días las enseñanzas de dzogpachenpo y mahamudra están cada vez más extendidas y me resulta muy difícil no caer en ninguno de esos dos extremos, mantenerme auténtico y no creerme que soy un gran practicante vajrayana y hago esta y esa práctica, por ejemplo.
Primero, creo que tendrías que eliminar de tu vocabulario la palabra “auténtico”, porque en esa búsqueda de ser auténtico te pierdes. Mientras estés practicando el Dharma con buenas intenciones, eso es más que suficiente.
En mi vida anterior practiqué mahamudra y dzogchen. El problema que veo es que se pone demasiado énfasis en el mahamudra y el dzogchen. No puedo hablar del mahamudra porque no estoy cualificado. Tampoco estoy cualificado para hablar de dzogchen, pero, por lo menos desde la perspectiva Nyingma es la visión más elevada.
Debemos entender que todo es dzogchen, incluso ese deseo de ayudar a ese familiar tuyo que está enfermo. El pensamiento de querer ayudar es dzogchen. Cuando ves a una persona en la calle que tiene hambre y quieres compartir algo con ella para que pueda comer, eso es dzogchen. Para mí el dzogchen ya está ahí. No entiendo qué es lo que está persiguiendo la gente. Esa motivación de hacer algo para alguien, algo bueno para alguien que necesita ayuda, no importa lo que sea, ese pensamiento que te sale de dentro, para mí es dzogchen.
Tenemos que darnos cuenta de que tenemos que relajar la mente. Incluso la frase que citaste de Guru Rinpoche, si te la marcas como un objetivo, empiezas a volverte rígido. No hay nada que alcanzar, solo practica con el corazón abierto. Todo lo demás surge por sí mismo. Cuando establecemos un punto de referencia sobre lo que tenemos que alcanzar, cómo nos tenemos que comportar, qué es necesario, nos estamos preparando para la decepción. Lo digo desde mi punto de vista y mi experiencia.
Como he dicho antes, si haces tres recitaciones de un mantra con devoción y con la motivación de liberar a todos los seres del sufrimiento y sus causas, ese simple pensamiento, para mí, ya es la visión dzogchen más elevada, y claridad y luminosidad.
Pero creo que es la naturaleza humana: queremos probar qué es el dzogchen, aunque ya lo hemos probado y no nos damos cuenta. Para mí el dzogchen es tu mente, para mí ya estás iluminado.
Nos quedamos atrapados en perseguir y alcanzar resultados, y para mí esto no tiene sentido. Si persigues algo para obtener un resultado, creo que estás perdido. No persigas la iluminación, no persigas el despertar, no persigas eso. Motívate con la bodhichitta para ver que todos están sufriendo y que en su próxima vida también estarán en el samsara y van a seguir sufriendo. Por lo tanto, practica con la motivación de que puedas estar aquí para ayudar a que se vean libres del sufrimiento. Yo creo que cuando surge este tipo de pensamiento, cuando surge este tipo de motivación, el despertar surge por sí mismo.
Eso es a lo que llamamos ser un guerrero vajrayana valiente y fiero. No nos estamos preocupando por nosotros mismos, sino que lo que nos preocupa es el beneficio o el bienestar de los demás. Y cuando estamos motivados por eso, todo surge. Si estás corriendo hacia un río o hacia una masa de agua y quieres mojarte, no te preocupes: si sigues corriendo, al final te vas a mojar. Así es la motivación.
Si tú quieres realmente llegar a la realización o al despertar, mientras estés en el camino y continúes, tarde o temprano llegarás a ese río o a ese mar y vas a notar el agua sobre tu piel, porque eso es lo que quieres. Pero si estableces un objetivo y dices “voy a saltar y ésta es mi única intención”, te perderás, te confundirás y acabarás dando vueltas y vueltas en círculo y nunca llegarás al río. Creo que la motivación de la bodhichitta es lo que nos mantiene en el camino.
Por eso siempre digo que reflexiones. Sea cual sea la práctica que hagas, reflexiona: ¿Esta práctica me beneficia? ¿Esta práctica realmente me ayuda a entender mi mente? ¿Estoy siendo más capaz de relajar mi mente? Porque si no es así, ve y pregúntale a tu Lama o a tu maestro, dile que necesitas hacer otra cosa. Hay personas que hacen un retiro tras otro esperando resultados, pero no los tienen y piensan que la respuesta es hacer otro retiro, y la respuesta es buscar al maestro para recibir la iniciación más elevada de dzogchen, y luego la respuesta es recibir las enseñanzas de mahamudra. Pero eso lo único que hace al final es crear más confusión y más caos, y te aleja del Dharma.
Creo que aquí es donde entra la aspiración, porque en esa cita de Guru Rinpoche lo importante es la aspiración. Pero no es eso lo que estamos buscando. Porque en esta vida, en este periodo de vida, ni tú ni yo vamos a ser nunca capaces de llegar a ese nivel. Pero teniendo la aspiración y la intención de la bodhichitta, todo podría pasar. En cambio, si eso es lo que queremos conseguir, no lo vamos a lograr, por lo menos desde mi experiencia.
Una persona desde Rusia pregunta a Rinpoche cuándo va a ir a Rusia.
Bueno, ¿cuándo me vas a invitar? Invítame y voy. No tengo ninguna invitación. ¿Cómo quieres que me plante yo por la fuerza en tu casa? Probablemente me dispararán si voy y rompo la puerta y digo “aquí estoy”.
Me encanta la sopa rusa, invítame.
Rinpoche por favor, aconséjeme sobre cómo decidirme en la práctica. Ya he recibido muchas iniciaciones y enseñanzas, pero no he penetrado ni en una sola cosa. ¿Qué me aconseja?
Exactamente lo que he dicho. Para mí, haz el ngöndro como práctica fundacional. Es lo mejor, porque, como he dicho antes, ya contiene todo dentro. No sé qué tradición de ngöndro haces, pero el que hagas, mantenlo como tu fundamento o tu base. Una vez que seas capaz de establecer eso como tu base, tu fundamento, luego haz las prácticas que quieras.
Me ha surgido una pregunta a raíz de lo que ha comentado sobre las enseñanzas.
Enseñanzas no, consejos.
En el budismo vajrayana la figura del guru raíz es muy importante y ha comentado que su hermana fue su guru raíz. Me gustaría saber cómo se produce ese reconocimiento: ¿cómo se ha producido el reconocimiento de su maestra raíz? ¿Y qué consejos nos puede dar a nosotros para reconocer a nuestro maestro raíz?
Bueno, la sabiduría budista aconseja que te pases varios años investigando al guru antes de establecerlo como tu maestro raíz. Después de varios años de conocer a tu maestro, si sientes que esa persona te ama, protege, guía, entonces la aceptas como guru.
No te dejes arrastrar por las emociones. Por ejemplo, yo algunos días parezco muy santo, otros días, no. Los días que parezco santo, a lo mejor hay personas que dirían “éste es mi maestro”, porque estoy llevando ropaje de seda, llevo las coronas y estoy sentado en un trono con una thangka preciosa de seda detrás de mí, y puede que la luz brille perfectamente sobre mí. Y puede que os conmováis emocionalmente y digáis: “Éste es mi maestro, lo siento”.
Nunca aceptes a un maestro o a tu maestro raíz solo basándote en las emociones. Incluso después de ese episodio, continúa investigando, observa, pasa tiempo con esa persona. Y después acepta o no a esa persona como tu maestra.
Lo he dicho muchas veces y lo voy a volver a decir: los títulos de Lama, Rinpoche, Lopön, solo son títulos. Nosotros somos mensajeros que entregan un mensaje, nosotros no somos el mensaje. Éste es el error que muchos cometéis. Ponéis demasiada confianza en “Ah, ésa es la respuesta”, “Ése es el mensaje”. Ése no es el mensaje: el Dharma es el mensaje. Nosotros somos los contenedores, grandes o pequeños, pero al final solo contenedores.
Nosotros tenemos nuestra intención y nuestra motivación. Somos los contenedores. Eso es lo que tenemos y tú te llevas un poco. Nuestra obligación es verter en tu corazón nuestra intención y motivación. Pero claro que hay excepciones a lo que he dicho. Hay seres de sabiduría, como S.S. Dudjom Rinpoche, S.S. Dilgo Khyentse Rinpoche, S.S. el 16º Karmapa o S.S. Sakya Trizin Rinpoche, que, si tenéis la oportunidad de estar cerca o de tener esa conexión, por supuesto, hay que aceptar como maestro raíz sin ni siquiera pensarlo.
Puedes tener a un maestro raíz cuya forma de Nirmanakaya ya se haya disuelto, pero también deberías tener a una persona que esté presente contigo. Tienes que entender que, igual que conmigo y con mi hermana, que era mi maestra raíz, tu maestro raíz o nosotros, los Lamas, los khenpos, no estamos aquí para quitarte tu dolor. Estamos aquí para decirte que, si tu corazón está lleno de dolor, aquí tienes nuestro corazón para reducir ese dolor dentro de ti. Estamos aquí para ti, para tus obstáculos. No para caminar delante de ti, sino para caminar a tu lado. Para ayudarte a superar cualquier obstáculo que estés enfrentando. Para decirte que no estás solo ni sola. Y tú tienes que hacer el esfuerzo de caminar junto a nosotros.
Eso es algo que tienes que entender: no mires a tu maestro raíz y digas “todos mis problemas se van a solucionar”. De hecho, yo creo que van a surgir más problemas, por la maduración del karma personal, para que, durante el momento de la transición y cuando vuelvas a renacer, la carga sea menor.
Como sabéis, mi hermana era mi maestra raíz. Yo me pasé 25 años de mi vida sirviéndola. Honestamente, creo que solo durante el último año de la vida de mi hermana fue cuando la empecé a considerar como a mi maestra raíz, así que a mí me llevó más de 20 años.
Una vez dicho esto, no sabemos cuándo vamos a morir. Hay personas que no quieren un gurú o un maestro personal y, tal y como yo lo veo ahora, para mí está bien. Además, yo no estoy aquí para señalar los errores de nadie ni para decir que estás haciendo algo mal, pero si tú me preguntas, ¿tú crees que necesitamos un maestro o maestra, una guía? Yo diría que sí.
Y es que, si lo piensas incluso en lo mundano, en cualquier campo, en cualquier aspecto, necesitas formación, alguien que te forme. No puedes decir “me encantan las MMA y me voy a lanzar al ring sin haber sido entrenado”. Eso es suicidio. El Vajrayana es igual, solo hay dos opciones: o lo consigues o no lo consigues. No hay una opción intermedia. Por eso necesitas protección, necesitas una guía, y deberías seguir a un maestro cualificado.
Hay personas que dicen: “Yo no necesito un maestro, porque ya sé que estoy practicando el Dharma puro”. ¿Pero cómo vas a confiar en ti, si no tienes ni siquiera control sobre tus emociones negativas? ¿Cómo vas a ser tu propio maestro? Si tu mente está confundida, ¿cómo puedes confiar en esa mente? Necesitas a alguien que te muestre “esto está bien”, “esto está mal”, “éste es el camino”, “esto es lo que debes hacer”… Así es cómo siento yo que deberías buscar a un maestro.
¿Es el Dharmakaya vacuidad o es una especie de mezcla entre los estados de ser y no ser juntos, o un completo trascender del samsara y el nirvana?
Creo que es una de las preguntas más difíciles de responder, porque, honestamente, si digo que el Dharmakaya es puro, lo único que estoy haciendo es repetir lo que he leído, porque eso es lo que se dice.
Cuando respondo preguntas, me gusta responder según lo que yo he experimentado. A lo mejor he experimentado el Dharmakaya, la esencia, quizá a veces, pero no estoy seguro. Así que no hay forma que pueda responder la pregunta por mi parte.
Si yo te digo “ama a alguien, porque el tiempo es corto”, estoy hablando desde la experiencia. Si me preguntas, ¿cómo es Guru Rinpoche? Yo te señalaré la estatua, porque no sé realmente cuál es su apariencia.
Así que, por lo menos para mí, hasta el final de mi vida, quiero ser honesto y lo más práctico posible. Puedo poner en Google “Dharmakaya” y entonces responder a cualquier pregunta que tengas, pero no quiero hablar como si fuera una autoridad en la materia cuando no lo he experimentado. A veces las personas me hacen preguntas sobre el dzogchen, por ejemplo. Me preguntan qué es y yo les respondo qué es el dzogchen para mí.
Si me preguntas cómo es la montaña de Color Cobre, pues te podré contar cómo es esa montaña por lo que yo he leído o visto en internet. Puedo leerlo en un libro y explicarte lo que es, pero yo tengo un problema con eso de hablar cuando no sé de lo que hablo o no lo he experimentado. Es una limitación mía, pero no, no puedo, es un problema que tengo, no tengo facilidad para hablar de cosas como si las hubiera experimentado cuando no las he experimentado.
En cuanto a esa pregunta que me has hecho, solo te podría responder que se dice que el Dharmakaya es puro y que se dice que todos los maestros son manifestaciones del Dharmakaya. Pero solamente puedo decir eso.
Desde el punto de vista relativo, en cuanto a la comprensión de que todo es vacío, por lo menos desde mi experiencia, esto no significa que todo esté vacío, sino simplemente que no puedes verlo de la forma que realmente deberías estar viéndolo. De algún modo hay que mirarlo de una manera más profunda. Es como lo he dicho antes, que, cuando te miras al espejo, lo que tú ves no es lo que hay, sino que realmente ahí hay todo un universo de galaxias y de cuerpos celestiales que te miran de vuelta. Entonces para mí la vacuidad no significa que no haya nada, sino que las cosas no son como las vemos, que el valor que tienen no es lo que nosotros vemos.
Incluso aquí, mientras estamos sentados, todo está cambiando, nuestros cuerpos también. Pero no lo vemos así. A veces decimos “está vacío”, pero eso no quiere decir que no haya nada ahí, solamente significa que no nos damos cuenta de las cosas tal y como son.
Por ejemplo, todos vosotros habéis venido aquí para esta charla, pero no os habéis dado cuenta del duro trabajo que hay detrás de la organización de todo esto. Vosotros solo veis un escenario muy bonito y eso es todo lo que veis, pero no veis el esfuerzo y los obstáculos que han surgido para los organizadores. Y no solo eso: todo lo que han tenido que trabajar en los arreglos de la sala y comunicándose con personas. Para mí la vacuidad es lo mismo, es que no vemos las cosas como son, no nos damos cuenta de la realidad de las cosas ni de cómo somos nosotros mismos.
La persona de Rusia insiste en preguntar qué necesita hacer para invitarle. Pregunta qué tiene que hacer para que usted vaya a Moscú. Explica que son practicantes Dudjom Tersar.
Primero, necesito que esta persona me haga llegar una notificación del departamento de policía conforme no tiene antecedentes criminales penales. Entonces iré.
No hay problema. Con el tiempo, en su momento llegaré a Rusia, porque es uno de los sitios que siempre he querido visitar, pero yo, siendo honesto, no sé cómo puedo contribuir. No sé en qué puedo contribuir. ¿Cómo puedo yo añadir algo a lo que ya saben? Porque, donde sea que vaya, mi mensaje es el mismo, no lo cambio, creo que todo hay que repetirlo como un mantra, porque a nosotros los seres humanos se nos olvida.
Este año tengo muchos compromisos. Estuve en California durante un mes. Luego fui a Canadá por otro mes. Estaré aquí por aproximadamente un mes. Luego iré a Nepal, a Bután y a India. Desafortunadamente, este año no podré ir a Rusia. Quizá el próximo año, pero antes de ir a Rusia tengo que ir a México, porque prometí a la gente de México que iría.
¿Es importante que el maestro raíz esté vivo?
Sí, tu maestro raíz debería estar vivo, porque tiene que estar ahí para responder tus preguntas, a menos que seas psíquica, puesto que entonces te podrías comunicar con él. Si no lo eres, necesitas un maestro. Puedes tener a varios maestros raíz. Además de los que ya se han ido, puedes tener otros maestros raíz. Puedes buscar a alguien cualificado, y no mires en mi dirección.
Dejadme terminar dando las gracias. Para mí los últimos cinco años han sido increíbles, aunque quizá el único mérito que tengo es que tengo el nombre de Dudjom. Lo digo con sinceridad y desde un punto de vista humilde: yo no sé cómo puedo contribuir a ayudar a las personas, pero sigo sintiendo que las personas tienen devoción y ponen mucha confianza en mí. Por eso me siento muy agradecido.
Y a todas las personas que estáis aquí, no como consejo, sino más bien como petición: independientemente de lo que pase, no dejes el Dharma. Incluso aunque se vuelva muy difícil, sé consistente con tu práctica. Puede que los resultados no sean los que esperas, pero no estamos practicando solo para esta vida. Si fueras capaz de darte cuenta de la cantidad de karma heredado que tienes de todas las vidas pasadas, entonces entenderás por qué la práctica es importante. Y no es solamente por todo el karma heredado de vidas previas, sino también para pavimentar nuestro camino para vidas futuras.
A veces en este camino nos perdemos y tenemos que encontrar el camino de vuelta. Esto es muy importante. Tienes que ser resiliente, tienes que tener valor. Sin resiliencia ni coraje no vas a encontrar el camino de vuelta.
Aunque a veces te preguntes “¿cuál será el resultado final de todo esto?”, lo sabrás cuando tomes tu última respiración. Quizá ahora no. Sin duda, cuando todas tus actividades vayan concluyendo en esta vida, independientemente de lo difícil que creas que ha sido tu práctica, ésa va a ser tu base y tu ancla. Así que persevera con diligencia en tu práctica. Hagas mucho o hagas solo tres recitaciones, sé consistente.
Ten confianza en tu linaje, sea cual sea el que sigas. En el momento de la muerte, definitivamente los maestros de tu linaje van a estar ahí. Ten confianza en tu práctica. Esto es lo más importante.
Y recuerda, cuando tomemos nuestra última respiración, no deberíamos hacerlo ni con confusión ni con miedo. Eso lo he dicho muchas veces y lo digo en serio: no tengo miedo de la muerte, pero tengo miedo al proceso de morir y cómo voy a morir. La muerte en sí no me da miedo.
Confío en el linaje, confío en mi maestra raíz. No tengo confianza en mi práctica, pero estoy trabajando en ello. Estoy aquí para deciros que al final, si tu corazón es puro, no tienes nada de lo que preocuparte.
Negamos mucho la impermanencia y hacemos un montón de cosas para evitar el tema, pero el hecho es que en este mismo momento tenemos la impermanencia delante de nuestra cara, así que, en lugar de evitarla, abrázala. Cuando seas capaz de abrazar la impermanencia, serás feliz, encontrarás sentido en la vida. Y el Vajrayana tendrá un efecto profundo en tu ser.
Si no abrazas la impermanencia, entonces todas las prácticas que estás haciendo no tienen sentido. Mira a tu alrededor aquí en esta sala y date cuenta de que no hay ni una sola persona que no esté sufriendo. Intenta abrazar el significado, la esencia de lo que significa tu Dharma. Cuando seas capaz de ver a todas las personas como alguien que tiene el mismo dolor que tú, podrás abrir tu corazón a todo el mundo y serás capaz de practicar genuinamente para su beneficio.
Como seres humanos, nuestra naturaleza es egoísta, y creo que también está bien a veces ser egoístas. Pero en la vida siempre piensa en el panorama más grande, mira todo el marco entero, no solamente una esquina. Todas las personas que estamos aquí vamos a morir y, si tuviéramos esta reunión una y otra vez, una y otra vez, con el tiempo habría cada vez menos personas reuniéndose. Esto es el samsara.
Así que, si puedes por un momento, expande tu bondad y tu amor y amabilidad hacia los demás, aunque sea solamente un segundo. Con todo lo que surja de entenderte a ti mismo y de la realización de la impermanencia, serás capaz de superar cualquier obstáculo que afrontes, e incluso aceptar todo aquello que no puedes superar.
Vamos a terminar con las oraciones de cierre.
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